Las caracterizan el espíritu solidario y la resiliencia, el compromiso de sus socios y el esfuerzo de sus trabajadores, pero de un tiempo a esta parte y por diferentes motivos, varias cooperativas misioneras entraron en crisis comprometiendo su futuro y el de las comunidades que representan.
El sistemáticamente mal funcionamiento se explica por varias razones que van desde el incremento de los insumos para operar eficientemente, pasando por la falta de cumplimiento de algunos socios hasta manejos poco claros.
Los casos de la Cooperativa Eléctrica Limitada de Eldorado (CEEL) y la Cooperativa Eléctrica Limitada de Oberá (CELO) son una fuerte evidencia de lo que puede suceder a la larga.
La CEEL sufre por estas horas un millonario embargo judicial en su cuenta bancaria por parte de la empresa provincial Energía de Misiones Sociedad Anónima que alega que los directivos de la Cooperativa dejaron de pagar sus compromisos y cortaron el diálogo para llegar a un eventual acuerdo por la deuda histórica que supera los mil millones de pesos.
La situación es la continuidad de una crisis abismal cuyo pico se vio el año pasado cuando EMSA embargó las cuentas bancarias mientras analiza pedir la intervención judicial para que se embargara el patrimonio personal de los directivos.
El de la Cooperativa obereña es otro ejemplo de crisis acumulada. Ayer, por caso, se supo de la renuncia de todo el Consejo de Administración tras una tensa reunión con autoridades del Ministerio de Acción Cooperativa de Misiones. La CELO arrastra pesadas deudas que le impiden afrontar desde compromisos hasta la compra de insumos para la prestación de los servicios básicos a los socios.
La CEEL y la CELO son dos lamentables ejemplos de lo que puede suceder con el resto de las cooperativas misioneras. Donde antes había fiabilidad y efectividad, ahora hay deudas y tensiones.