Los trabajadores bancarios con 66%, seguidos por los desmotadores de algodón con 65% y los trabajadores de sanidad con 50% son los tres rubros que encabezan el ranking de paritarias de 2023 durante los primeros cinco meses del año, de acuerdo a un informe elaborado por el Instituto de Estudios y Formación de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA).
Como se observa en el cuadro, luego siguen la Unión Trabajadores de Entidades Deportivas y Civiles (UTEDYC) con 48%, aceiteros con 43,9% muy lejos de las actividades que firmaron los acuerdos más bajos, que son: la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) 18%; Comercio 19,5%; el Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (SMATA) 21,8% y construcción 22%.
De acuerdo al análisis del IEF se observa un escenario de incertidumbre y volatilidad de las paritarias, motorizado por una inflación cabalgante.
Se advierte que “la gran mayoría de las actividades ya firmó su pauta inicial 2023; y se apresta a volver a negociar. Una inflación anual cómodamente instalada arriba del 100%, contratos que se negocian por plazos cada vez más cortos instauran una época la paritaria permanente”.
“Este año los acuerdos anuales desaparecieron de la escena y los pocos que pactan ese plazo lo hacen por una mera formalidad. La imposibilidad de prever la evolución de la inflación en el corto plazo, sumada a la inexistencia de una previsión oficial referida a la evolución de los precios, generaron que los acuerdos salariales se pacten por plazos cada vez más cortos. Negociaciones que recién terminan y ya tienen que reabrirse, un esquema que difícilmente pueda sostenerse en el mediano plazo”, se analiza.

Y destaca que “las paritarias correspondientes al ciclo 2023 cerradas en los primeros meses del año pueden sintetizarse de la siguiente manera: acuerdos cortos (tres a seis meses) con porcentajes de incrementos que van del 20% al 60%, y aumentos distribuidos mensualmente”.
Según el Instituto, esta dinámica, sumada a las revisiones de los acuerdos 2022, muchas de las cuales se hicieron efectivas en los primeros meses de este año, generaron que el salario real promedio de los trabajadores y trabajadoras registrados no haya retrocedido, manteniéndose en niveles similares a los del promedio 2019 – 2023 y casi un 20% por debajo del promedio del 2017.
En las próximas semanas comenzarán a activarse las primeras cláusulas de revisión y aquellas actividades que negociaron acuerdos trimestrales tendrán que discutir una nueva pauta salarial.
En todos los casos, la aceleración de la inflación registrada en marzo y abril, que previsiblemente se extenderá a mayo, empujará reclamos nominales más elevados y obstaculizará el cierre de paritarias por plazos más largos. Casi todas las actividades que pactaron aumentos salariales en los primeros meses del año tienen previsto volver a negociar entre junio y julio.
Formales vs informales
El informe pone la lupa en la diferencia entre aquellos trabajadores que cuentan con mecanismos institucionales colectivos de determinación nominal de los ingresos y quienes carecen de todo tipo de herramienta que vaya más allá de poder de negociación individual.
“Dentro de los primeros se encuentran los asalariados registrados, quienes utilizan las paritarias como forma de defender sus ingresos, ajustando el precio de los salarios cada vez con mayor frecuencia; dentro de los segundos, los trabajadores y trabajadoras del sector informal o por cuenta propia, cuya capacidad para ajustar nominalmente sus ingresos es mucho menor, cuando no inexistente”, se precisa.

“Se trata de un dilema cada vez más extremo para los trabajadores y las organizaciones sindicales. Impulsar aumentos nominales cada vez más elevados y frecuentes es una necesidad, dado el comportamiento de los precios, pero al mismo tiempo solo conduce a, en el mejor de los casos, mantener los salarios reales en los mismos niveles”, agrega.
Por último describe que “el desafío pasa por impulsar medidas que logren una reducción sustancial de la inflación sin que sus costos se trasladen sobre las espaldas de los trabajadores y trabajadoras. En otras palabras, sin una reversión en el corto plazo de la dinámica inflacionaria existente en nuestro país será difícil, por no decir imposible, promover medidas en el plano de las políticas de ingresos que conduzcan a mejorar la situación de los trabajadores y las trabajadoras”.
Y advierte que la aceleración de la carrera precios salarios dificulta cualquier tipo de recuperación de los ingresos en términos reales a través de medidas que se centren en el salario nominal. Se requiere contener la inflación.