El boxeo misionero está de luto. El viernes por la noche murió el excampeón misionero y del Mundo Hispano, Rubén Oscar Verdún.
Fiel a su estilo de deportista, amigo entrañable y solidario con la gente, se fue al club Brown para decir presente en una jornada solidaria con el fin de ayudar al exfutbolista verdirrojo Ignacio Insaurralde, quien atraviesa por un delicado estado de salud.
Posó antes del juego para las fotos, intercambió un par de anécdotas con otro exjugadores antes del fatídico desenlace, siempre con una amplia sonrisa, tal era su característica cada vez que se encontraba con amigos y conocidos.
Apenas habían transcurrido unos cinco minutos del partido entre los exfutbolistas de Independiente y Huracán, cuando Verdún se cayó al piso desmayado, y a pesar que se le practicaron maniobras de reanimación, tras lo cual fue trasladado al Hospital Madariaga, no lograron reanimarlo. Incluso, las primeras versiones daban cuenta que habría llegado sin vida al nosocomio.
La noticia le fue dada por los médicos del hospital a la hija del ex-púgil, Natalia, quien confirmó el deceso cerca de las 23 del último viernes.
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El apellido Verdún estará ligado siempre a la historia del boxeo misionero, pues el padre de Rubén, Arsenio o “Cheno”, como lo conocían en el mundo pugilístico, fue boxeador, organizador y entrenador de grandes campeones del boxeo misionero. También los hijos de Rubén, Natalia, que tiene a su cargo una escuela de boxeo, y Alfredo incursionaron en el pugilismo.
Por esas coincidencias del destino, “Cheno” realizó su último combate como boxeador en Jardín América frente a Juan Vera, el 7 de agosto de 1956. El mismo día en el que nació Rubén, “Polaco”, “Negro” o “Chino” como lo conocían al fallecido boxeador.
Verdún combatió con los mejores boxeadores de la categoría. Entre los nombres más renombrados aparecen Rómulo Ibarra, Lorenzo García, Rubén Condorí, Juan Martín “Látigo” Coggi y Ramón Collado.
Tal vez uno de los combates más recordados fue el que realizó con el entonces campeón argentino (luego campeón del mundo), Ubaldo “Uby” Sacco, en lo que fue su primera presentación en el mítico Luna Park, el 28 de noviembre de 1981.
Verdún perdió por puntos esa pelea, en la que no estuvo en juego el título. Los aficionados misioneros vivieron a pleno su presentación por medio de la radio, pues la televisión no tenía la masividad de la actualidad.
El relato de Osvaldo Cafarelli y el comentario de Horacio García Blanco hicieron hincapié, en esa ocasión, en el coraje del misionero, que desde el octavo round afrontó el resto de la pelea con una fisura en la costilla.
Cómo no mencionar las verdaderas batallas que protagonizó frente a otro histórico del boxeo misionero, Federcio Oscar Godoy, a estadio lleno, que lo convirtieron en un verdadero clásico local.
En su extensa carrera, Verdún logró el título del Mundo Hispano varios años después, en junio de 1995, frente a Italo Meza.
En marzo del año siguiente, tuvo la chance del título argentino de los medianos frente al campeón Raúl Sena, que terminó en escándalo en el Polideportivo El Zaimán. La gente muy molesta comenzó a arrojar las sillas y otros elementos al ring tras la decisión de los jueces de fallar con un empate, cuando el posadeño le había echo “besar la lona” a su rival.
Un “choreo” histórico, uno de los tantos dentro de la historia del boxeo argentino. Luego, en 1996, tuvo un año intenso, ya que en pocos meses volvió a enfrentar a Sena, con el que empató en marzo y luego perdió por puntos en mayo, en ambos casos en la Federación Argentina de Box (FAB).
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Boxeo y fútbol, sus pasiones
En su última pelea profesional, Rubén se presentó en la ciudad brasileña de Carazinho, en 2008, frente al dominicano José Joaquín Rosa Gómez, con el que perdió por puntos.
Tras su retiro, se dedicó de lleno a la enseñanza del boxeo.
Hace muy poco, Verdún, se había comunicado con EL DEPORTIVO para contar orgulloso que uno de sus pupilos, Fabricio Ibánez, radicado ahora en Buenos Aires, había ganado por nocaut en la FAB.
El boxeo no fue su única actividad en los deportes, pues jugó algunos partidos en la reserva del club Independiente, y en la primera de Atlético La Picada, en donde desempeñó como centrodelantero.
Su palmarés en el campo rentado asciende a 52 peleas, de las cuales ganó en cuarenta ocasiones, perdió en once y empató en una oportunidad.
Verdún no fue un pegador de raza, pero sí un laburante del ring, que ganó la mayoría de sus peleas por puntos.
El campeón del Mundo Hispano, guapo, cabal y apasionado se despidió en su ley. Junto a sus amigos y jugando al fútbol, su otra pasión.