El optimismo es la tendencia a esperar que el futuro traiga buenos resultados, es ver las oportunidades en medio de las dificultades e imaginar la solución y esto le permite ser perseverante.
Desde mi punto de vista y experiencia personal se puede aprender a desarrollar el optimismo, es un trabajo diario e interno; para ello hay que chequear los paradigmas que están afectando a que seas más optimista en todas las circunstancias.
Se puede comenzar al despertar por la mañana con una actitud de agradecimiento y que el día será muy favorable para todos imaginando que sucederán situaciones agradables a lo largo del día, puedes vivir esta experiencia cada día y notarás el cambio en el ambiente, esta es una de las formas desarrollar el optimismo.
Según afirman, el psicólogo Martín Seligman considerado el padre de la psicología positiva, descubrió a través del estudio de las actitudes de las personas optimistas que han dejado de ser pesimistas y que pudieron revertirse y lograron aprender a ser optimistas.
Esto da la pauta de que el optimismo es una actitud que se puede desarrollar y que permite estar abiertos y dispuestos a afrontar los desafíos que nos depara la vida.
El optimismo es parte del crecimiento personal, si estás en el proceso del autoconocimiento te recomiendo desarrollar la actitud del optimismo, porque habrá varias barreras y creencias negativas que aparecerán; es conveniente que seas paciente contigo y sobre todo optimista contigo mismo, que pienses lo mejor de ti y que eres un ser único con luz propia, que estás haciendo todo lo posible para pasar a tu mejor versión, y esto lo puedes lograr siendo optimista contigo mismo.
Dejar de lado el pesimismo que te dificulta el crecimiento en todas las áreas, es como un freno a todo y se genera un ambiente negativo a lo largo del día, en cambio sí eliges por desarrollar el optimismo te ayudará a ver las oportunidades y vivir más plenamente.
¿Cómo lo hago?
Escribe cada noche antes de acostarte cinco cosas buenas que te hayan pasado a lo largo del día como que te hayan dicho “buenos días” o puesto una de tus películas favoritas. Entrenarás tu atención no en lo negativo. Es un cambio de actitud.
Presta atención a cómo te hablas. Procura hablarte como lo harías a un amigo en vez de juzgarte como si fueras tu peor enemigo.
Disfruta del instante. Siéntate en un banco, en el parque o da un paseo relajándote y disfruta. Saborea las cosas. Date tiempo para apreciar lo que comes, lo que lees o lo que ves.
Haz cosas que te gusten. Ya sea la fotografía, la danza, el ajedrez o el macramé, por ejemplo. Relaciónate. Llama a tus amigos, apúntate a un grupo de lectura o a un huerto comunitario.
Ponte metas asequibles a corto plazo y felicítate por cada uno de tus logros por pequeños que sean.
Rodearte de personas positivas te ayudará a serlo más. Un buen ejercicio es que analices con profundidad qué amigos o compañeros te cargan de energía negativa. Quédate con los que te aporten la positiva, el resto no ayuda.
Ayuda a los demás. Hacer algún tipo de voluntariado o simplemente ayudar a un vecino podemos tener un impacto positivo. Con acciones pequeñas y cotidianas es posible sentirse mejor.