“Pelucas Solidarias Adry” es un proyecto de confección de pelucas para pacientes en tratamiento oncológico que sufren la caída del cabello. Funciona en la Parroquia Santa Rita, e Oberá, donde un grupo de mujeres se reúne semanalmente para realizarlas.
Fue una de estas mujeres, Estela Gómez, quien el año pasado confeccionó en su casa una peluca para una niña e imaginó un proyecto para ayudar a más personas que, lógicamente, implicaba enseñar a hacer pelucas a otros voluntarios.
“Presenté el proyecto en la parroquia y fue bien recibido. El padre Jorge nos dio un espacio y aquí estamos, trabajando con mucha dedicación y mucho amor”, contó Estela, la conductora del grupo.
El proyecto es completamente solidario y el equipo de trabajo destina todo el tiempo posible durante la semana y se reúne “sin falta” los miércoles por la tarde. “Recibimos donación de los materiales como cabellos y lo hacemos de manera manual”, precisó.
Homenaje a Adriana Nakatsuka
Es exclusivamente para las personas que sufren cáncer u otra enfermedad que provoca la caída del pelo. Las personas las contactan por sugerencia de alguien que las conoce o a través de las redes sociales.
Según recordó Estela, el proyecto lleva el nombre “Adry” en homenaje a Adriana Nakatsuka, quien creó pelucas solidarias mientras transitaba el cáncer, “ella me enseñó a confeccionar pelucas, su recuerdo siempre está presente. Lo hacía con mucho amor y esfuerzo, se fue sin reconocimientos y por eso la homenajeamos. Fue una gran luchadora, se fue muy joven y dejó muchas enseñanzas”.
Acceder a una peluca hace una gran diferencia para muchas mujeres que luchan contra el cáncer, “vienen en estado deteriorado emocionalmente, decaídos y se van con una sonrisa que a nosotras nos llena el alma” afirmó.
Insumos muy caros
Están bien organizadas, en un libro de actas llevan asentada cada actividad, cada donación, cada visita. “Entregamos cerca de 40 pelucas. Lo que nos duele mucho es que vienen muchas niñas últimamente. Se acercan mamás jóvenes con sus niñas y eso cala bastante”, lamentó.
Recordó que apenas iniciado el proyecto se acercaron muchos colaboradores. También personas que empezaban a transitar el cáncer y venían para que les corten el pelo y con su propio cabello les hagan las pelucas. “Todas fueron difundiendo el proyecto y tenemos gente de distintos puntos de la ciudad que vienen a colaborar e incluso una señora venía desde Alem pero ahora está enferma”, indicó.
Llegar al producto final implica primero esterilizar el pelo, armar a máquina las cortinas y luego -a mano- las cabezas.
“Si tuviéramos mayor solvencia económica para pagar a las chicas que vienen su pasaje, podríamos trabajar más días, pero esto es a pulmón, así que venimos un día. También hacemos actividades para recaudar fondos para materiales. Los insumos son caros para nosotras, el microtul de alto impacto es costoso. Lo que siempre necesitamos es cinta pintor porque se usan al menos dos por peluca. Por suerte la comunidad colabora mucho, somos bendecidas por eso”, reconoció la mujer.