Es común escucharnos decir “ya estoy grande” para empezar de nuevo, para emprender este proyecto, para cambiar de trabajo, de profesión, de pareja.
El otro día escuché en la radio una frase de alguien que no retuve su nombre y dijo: “los años que tenemos no son los que cumplimos porque eso ya pasó, los años que tenemos son los que nos quedan de ahora hasta el día que nos vayamos”. Ese es el tiempo que tenemos para vivir y experimentar todo lo que nos gustaría llevarnos.
Siempre pienso cuando algo te impulsa a más, ese es el camino, y en esta frase encontré eso porque se aplica a todas las edades.
En el caso de personas jóvenes, que viven todo tan intensamente,que pareciera que se les acaba el mundo si algo no les sale del todo bien, si aprenden a ver la vida como los años que le quedan, se enfocarán en lo que pueden hacer y no en lo que ya pasó.
Y como en líneas generales les queda muchos años, esto que hoy parece tan tremendo, se dan cuenta que es solo una gota en el mar, que si lo aprovechan como aprendizaje, les regala una herramienta para continuar su camino.
En nuestro caso, darle este enfoque tiene un doble regalo, por un lado, nos damos el permiso para experimentar todo lo que queremos, no nos ponemos el freno de la edad, tenemos el deseo, tenemos la posibilidad, entonces ¡Hagámoslo!, no dejemos de hacer algo que nos gustaría solo porque “ya estamos grandes”.
Por otro lado, como nadie sabe hasta cuándo estamos por aquí, aprendemos a no postergar, a valorar el segundo, a saborear cada cosa que estamos haciendo en el momento presente, elegimos las personas que queremos que nos acompañen en estos años que tenemos por delante y qué momentos queremos vivir.
Esto nos plantea un cambio de enfoque, ¿cuántos años tengo? los que nos quedan por vivir. Por ello, la clave es aprovechar cada oportunidad, cada momento, cada día, mostrar nuestros dones, iniciar ese proyecto olvidado, hacer el viaje de tus sueños, encontrarte con los amigos que querés y les decís “a ver cuándo nos juntamos”.
No estamos grandes, estamos a tiempo para todo, solo hay que sacudirnos el polvo, abrir los ojos y salir al mundo a saborearlo!