La carrera entre los salarios y la inflación llegará a las PASO en un curva en la que los ingresos de los trabajadores que tienen remuneración registrada pelean cabeza a cabeza con el ritmo de los precios, pero mientras existe un segmento extenso del mercado laboral, el de los empleados informales, que quedó afuera de la foto, porque se encuentra mucho más atrasado.
Los últimos datos de evolución de los salarios antes de la celebración de las elecciones primarias muestran que en el paisaje general del mercado laboral hay realidades dispares, en un contexto en el que un contingente de asalariados que no cuentan con el paraguas de una negociación paritaria tienen grandes dificultades para seguirle el ritmo a la inflación.
Las cifras muestran que el camino de deterioro del ingreso real desde 2017 fue prácticamente sin freno, aunque con alguna meseta en los últimos años.
En noviembre de 2017, cuando tuvo lugar el último pico de poder de compra, el recorte general del salario fue de un poco más de 25%, según la consultora LCG. Es decir, en poco menos de seis años las remuneraciones perdieron un cuarto de su capacidad adquisitiva.
La mayor parte tuvo lugar entre ese techo y el fin del mandato de Mauricio Macri y durante los años de gobierno del Frente de Todos la pendiente negativa fue menos marcada.
La situación es mucho más dramática para el universo informal: según la misma consultora, la caída acumulada de poder de compra desde el techo fue de 46%.
El último dato que dio a conocer el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) corresponde a mayo. El economista Nadin Argañaraz lo resumió de la siguiente manera: “Los salarios registrados crecieron más que la inflación mensual (7,8%). En el sector público creció 8,5% y los del sector privado registrado subieron 8,1%. Por el contrario, la remuneración de los no registrados se ubicó por debajo, apenas crecieron 3,2%”, enumeró.
Visto en términos interanual, ante una inflación en mayo de 114,2%, solo uno de los tres sectores que analiza el INDEC atravesó los últimos doce meses con números favorables. “Se aprecia una suba en el caso del sector público (2%), caída del sector privado registrado (-2,6%) y más aún del sector privado no registrado (-17,2%)”, mencionó Argañaraz.
Otra forma de mirarlo es en términos acumulados de los primeros cinco meses del año. El resultado es similar, aunque con números distintos. El economista y director del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) detectó una suba en el caso de los empleados públicos de 2,2%, retroceso en el sector privado registrado de 1,4% y desplome salarial informal de 12,72%.
El Centro de Economía Política Argentina (CEPA) hizo un cálculo intentando ponderar cuánto pesa cada sector del mercado laboral para tener un número más preciso sobre la variación del poder de compra de la masa salarial global.
“Los salarios crecieron 7,5% en términos nominales en mayo 2023, quedando por debajo de la inflación del quinto mes del año. Por otro lado, la comparación del total salarial, con ponderación, vs. mayo de 2022 registra menos 1,8% en términos reales y baja de 1,4% en el poder de compra versus fines de 2019”, mencionó ese centro de estudios que dirige Hernán Letcher.
La carrera contra la inflación hasta fin de año
Las perspectivas no parecen arrojar chances de recuperación marcada del salario para los próximos meses, incluso en el contexto de campaña presidencial y de reapertura de algunas negociaciones paritarias, según opinan especialistas. Dependerá, en gran parte, de que no haya un desborde inflacionario.
Para Luis Campos, director del Observatorio del Derecho Social de la CTA Autónoma, el último dato del INDEC “confirma lo que se venía viendo este año y en la gestión del Frente de Todos”, dijo a Infobae: “El salario le viene empatando a la inflación en registrados públicos y privados. Un empate que implica la convalidación de una caída de más de 20 puntos porcentuales durante el mandato de Cambiemos. Luego de aquella caída tenés una meseta en esos dos sectores, donde el salario acompaña la aceleración de la inflación”, destacó.
Campos alertó que “tenemos una carrera de precios y salarios cada vez más rápida. Se ve un salario real que dejó de caer pero que no recuperó nada respecto a 2019”. Para lo que viene hay dos elementos para observar, según Campos: los próximos índices de inflación y las negociaciones paritarias.
“Las paritarias están hoy como una herramienta defensiva, con negociaciones cada vez más cortas, en su mayoría trimestrales o a lo sumo por seis meses. Y lo que hacen es establecer porcentajes cada vez más elevados y con una dispersión más alta que otros años. Este año se ve, por un lado, que los sindicatos de algunas actividades pueden negociar algún aumento incluso por encima de inflación, y en otras la pérdida es importante. El tono de cara a lo que viene sigue siendo de incertidumbre”, mencionó.
Por su parte, la consultora LCG, que dirige Guido Lorenzo, planteó también un escenario para los próximos meses para el poder adquisitivo. “Muchas paritarias se dieron a corto plazo con revisiones trimestrales, dando lugar a bajos aumentos con la condición de aplicar una eventual cláusula gatillo”, aseguró en un informe.