Hombres de hoy que el mañana muestran,
seres de Luz que llevan la evolución a cuestas.
Aman sin pausa
pues saben que el amor es la causa,
honran su cuerpo cual templo,
caminan erguidos y cada paso es un ejemplo.
Son polvo de estrellas pues de ellas han venido
a despertar a los hombres dormidos,
no escatiman precio que tengan que pagar
ni dolor que pasar
con tal de al humano despertar.
Lo han hecho por miles de encarnaciones
pero el hombre no entiende sus razones,
les hablan de energía, de cristales
y en su entendimiento los encasillan como tales,
poniendo mente su valor desestiman
y su ascensión de esta manera, minan.
Saben que los velos que opacan su visión
no les permite ver que esto es una ilusión,
velos que con ejemplos tratan de sacar,
uno a uno, mientras enseñan a amar.
Israelíes descubrieron que existen dos cristales dentro y sobre la pineal, dando explicación al efecto piezoeléctrico que dan una carga (+) al ser estimulados por ondas de sonido convirtiéndolas en luz azul y al acceso a estados de consciencia más elevados utilizando cristales para estimular la pineal.
De ahí su uso en antiguas culturas, también se usaron como amuletos para curar o como protección ante seres imperceptibles, mientras que hoy la relación de la frecuencia vibratoria, la conciencia y los cristales entran en el campo místico o de lo absurdo.
Los cristales transmiten sus frecuencias despertando e induciéndonos a la armonía con las ondas invisibles que nos rodean, al contacto mágico con lo intangible e invisible, haciendo fluir la energía elegantemente y sin obstáculos permitiendo que nuestras señales se eleven al infinito.
En este valet de resonancia la tecnología está mejor posicionada al relacionarse con la esencia misma del cosmos, igual que el ser cuando se eleva por encima del personaje y de la ilusión del ego y la frecuencia se vuelve un eco emocional que resuena con el ser.
Los cristales sanan el físico y la materia produciendo una realidad energética imperceptible asombrosa que nos impulsa a explorar las fronteras de lo posible, de un futuro maravilloso.