Los resultados logrados en lengua y matemática por los alumnos de escuelas primarias y secundarias argentinas son malos y quedaron reflejados en los Operativos Nacionales de Evaluación (ONE) de los años 2013 y 2010, y en los Operativos Aprender que, desde 2016, se implementaron en forma censal.
Once años con resultados similares: cuatro de cada diez de los alumnos terminan la primaria y secundaria sin haber aprendido los conocimientos mínimos en lengua y ocho de cada diez no logra aprender lo básico en matemática.
Este fue una de los temas analizados, en diálogo con FM 89.3 Santa María de las Misiones, por el secretario de Evaluación Educativa nacional, Germán Lodola, de cara a la próxima evaluación en el marco del Operativo Aprender de los alumnos de sexto grado primaria que tendrá lugar en septiembre en todas las escuelas del país.
“Si hoy comparamos la trayectoria de los operativos que se toman desde 2013 en secundaria, es más o menos similar a los resultados que vimos este último año. ¿Qué nos dice eso? Que tenemos un problema de raíz, estructural, no es coyuntural como el efecto de la pandemia sino un efecto con impacto estable”, admitió el funcionario.
Cambio en las escuelas
Para Lodola, el eje de la cuestión no está dado en el método de enseñanza, “hay un debate en la pedagogía, en Argentina y el mundo, respecto a si debe haber un método de enseñanza y esto llevó, por ejemplo, a las autoridades del distrito de Nueva York a dar libertad a las escuelas para elegir entre cuatro métodos alternativos. Yo diría que la variedad y asimetría que hay en nuestro país hace que en cada escuela haya un método. No creo que pase por la forma de enseñar, pero sí por la formación docente”, remarcó.
En este contexto, señaló que se debe generar una docencia más formada, “formarlos en problemáticas nuevas de las escuelas y de nuestros hijos e hijas. La escuela requiere de un proceso de adaptación, yo no diría curricular pero sí de adaptación a las demandas que tienen hoy los jóvenes que no son las mismas que tiene la escuela tal cual fue ideada en nuestro país. Estas dinámicas y rutinas son difíciles de cambiar y ahí las provincias tienen una responsabilidad muy fuerte porque la formación docente pasa por los institutos provinciales de formación”.
Inversión sostenida
Respecto a qué hace el Gobierno nacional para revertir esta situación, Lodola señaló que “muchas veces escuchamos cuando se habla de inversión educativa, que hay que invertir bien para que la educación sea de calidad. Pero creo que la inversión es una condición necesaria, hay que invertir en libros como hicimos en esta gestión, hay que invertir en conectividad, en becas estudiantiles, en mayor cantidad de horas de clases por día, en formación docente, en becas de terminalidad de la secundaria, porque uno de los factores del desempeño educativo es que los padres puedan ayudar a sus hijos, hay que invertir en formación profesional para jóvenes en las escuelas técnicas”.
En este contexto, aseveró que “es difícil pensar que de este problema estructural que tenemos en educación se vaya a salir sin inversión y sin una batería integral de políticas. No es solamente apuntarle a una de las dimensiones del problema, desde recursos pedagógicos hasta inserción en el mercado laboral profesional, esa es la gama de factores que impactan en el desempeño”.
A su entender, algunos de estos ejes fueron abordados en esta gestión “se está trabajando muy fuerte en la política de distribución de libros de texto, especialmente en lengua, matemática, ciencias y literatura, en el marco del programa Libros para Aprender en el que distribuimos en los tres niveles (inicial, primaria y secundaria) casi 30 millones de libros”.
Becas y formación profesional
Las becas son otra de las políticas que, según el funcionario nacional, permitirán a revertir la crisis educativa del país. “Cuando asumió este Gobierno se daban 450.000 becas y ahora hay 1.700.000 beneficiarios. Además del número, hay una nueva línea de becas para jóvenes de 16 y 17 años, para fomentar la terminalidad del secundario porque sabemos que hay un desgranamiento entre los 15 y 17 años y las becas contribuyen a que continúen con la trayectoria escolar”.
Destacó además el refuerzo de la escuela técnica y la formación profesional (la vieja escuela de oficios), “generar esas instancias para que los jóvenes tengan el incentivo de ir a la escuela con una formación profesional de nivel”.
Misiones y San Luis, sin la hora más de clases
Misiones y San Luis son las únicas jurisdicciones del país que aún no sumaron la hora más de clases en primaria impulsada por el Ministerio de Educación de la Nación. Lodola defendió la extensión del tiempo de los chicos en las escuelas, “parece una obviedad, pero es muy importante que estén en la escuela. Si bien las jurisdicciones tienen autonomía para definir las características de esa hora más de clases, desde el Ministerio de Educación de la Nación fomentamos y financiamos para que esa hora sea para reforzar los conocimientos en lengua y matemática”.
A su entender, la entrega de libros y la hora más de clases son un comienzo para mejorar los indicadores de aprendizaje, “es difícil pensar que reformas estructurales de la educación puedan hacerse en poco tiempo, requiere una inversión sostenida en el tiempo. Tal vez educación y salud son las dos áreas donde la inversión sostenida es una condición”, argumentó.
Celular ¿sí o no?
Lodola relativizó su postura ante la pronunciación de la Unesco que recomendó el no uso del celular en las escuelas. “El celular como herramienta digital debe estar disponible para los alumnos. El uso lúdico en el aula puede perturbar, pero no diría que no se puede usar el celular en el aula”.
En este contexto, insistió en que “la adaptación de la formación docente tiene que tener en cuenta los dispositivos que los chicos usan y también es responsabilidad del Estado igualar en la distribución de esos dispositivos. Me parece que la prohibición del celular no es necesariamente una condición porque es una herramienta de uso asiduo de los chicos”.