La flexibilidad es fundamental desarrollarla, es la capacidad que nos ayuda a adaptarnos en los momentos de cambios y nos permite afrontar los desafíos que se presentan en la vida.
Cuando somos flexibles nos sobreponemos mejor y más rápido a cualquier contratiempo, les presento un ejemplo, estuve de compras en una tienda de regalos al finalizar, el vendedor por error me entregó un paquete que no era el mío.
Al día siguiente cuando le di el obsequio a la destinataria, la sorpresa fue que había uno distinto y no era el que había elegido. Entre risas y pedidos de disculpas por el contratiempo, la flexibilidad tuvo un rol fundamental toda la semana porque tuve que esperar que contacten al otro cliente que llevó mi compra.
Entonces la flexibilidad me ayudó a estar con paciencia y saber que había una solución para la situación.
¿Qué hubiera pasado si era rígida e impaciente? Ganaría una emoción negativa que genera más contratiempos y afecta al entorno.
La flexibilidad nos sirve para la resiliencia que es la capacidad que poseen las personas de reponerse ante las adversidades.
También nos permite aceptar y escuchar diferentes perspectivas y nos saca del rol de querer tener siempre la razón en todo. Si trabajamos en nuestra flexibilidad podremos tener mejores vínculos, porque nos da la posibilidad de aceptar y querer a los demás como son y comprenderlos.
Lo mismo sucede con nuestra mente si es flexible está más abierta a nuevos aprendizajes.
Con la flexibilidad se pueden renovar las creencias limitantes por nuevas formas de pensar, la vida se vuelve con flexibilidad en las distintas áreas, esto hace a la vida más plena y saludable porque todo lo que creamos en nuestra mente se ve reflejado en nuestro bienestar personal.