“Estamos en las manos de una empresa que hace lo que quiere con nosotros”, resumía días atrás Elsa Martínez, tía de una estudiante adolescente obligada a pagar la totalidad del costo de sus pasajes ante la falta de solución por parte de la prestataria.
La joven en cuestión, hija de una empleada doméstica y abanderada de su escuela, no lograba que le entregaran su tarjeta ni podía comprar un teléfono para usar la aplicación SUBI. Finalmente, después de llevar su reclamo a cada una de las instancias posibles y de recibir siempre la respuesta negativa de la empresa, su caso se conoció a través de una denuncia pública y con ello llegó la solución por parte de quienes hasta pocas horas antes le decían una y otra vez “no”.
Sin embargo la suya es apenas una respuesta positiva frente a los miles de usuarios que, aquejados por la misma problemática, reciben un “no” todos los días y quedan obligados a pagar un pasaje más caro, porque una empresa que se maneja según sus propias reglas “hace lo que quiere con nosotros”.