Claudio Robetto y su esposa Betina, dieron la vuelta al mundo en su avión modelo 1978, partiendo de Balcarce, Buenos Aires, y regresando al mismo punto de partida, luego de cuatro meses de la increíble hazaña. En ese regreso pasaron por Oberá a saludar a sus amigos del AeroClub. Aterrizaron en la pista obereña, quedaron unas horas y retomaron viaje hacia Buenos Aires.
“Es una visita muy importante, que en el cierre de la gira mundial pasen por Oberá”, expresó Daniel Sandoval, presidente del Club a PRIMERA EDICIÓN.
El piloto, Claudio Robetto, relató que “en cuatro meses recorrimos el mundo. Salimos el 21 de mayo de Balcarce, que es donde tengo el avión. En principio íbamos a ir a Europa donde vive una de nuestras hijas y pensábamos que el espacio aéreo ruso estaba cerrado”.
Agregó que “sin embargo, luego nos dijeron que como nuestro avión tenía matrícula argentina y nosotros pasaportes argentinos, podíamos pasar por Rusia. Un amigo nos dio el empujón, nos animamos, así que cruzamos Rusia y dimos la vuelta”.
Por su parte, Betina resaltó la experiencia y las manos amigas que encontraron en el trayecto. “Hace 33 años que lo acompaño a Claudio y fue un gran desafío. Estoy contenta porque salió todo muy bien y feliz de haberlo realizado”, dijo.
Apuntó que “lo que más me impactó fueron las personas, cómo nos recibieron porque recorrimos países con idiosincrasias diferentes y el trato fue excelente. Alguien nos dijo donde hay humanos hay humanidad y la verdad que lo sentimos así, en todos lados encontramos solidaridad y compañía”.
La clave, el ahorro
Según contaron los aventureros, ahorraron durante mucho tiempo para poder concretar este sueño. Hace un año compraron el avión, cuando reunieron el dinero necesario y así emprendieron el viaje.
“Vinimos a Oberá a saludar a los amigos. En esta instancia nos falta un vuelo más, vamos a Batán donde nos esperan nuestras hijas, porque tenemos seis (hijas) y después de cuatro meses nos extrañamos”, señaló Robetto.
Contó que hicieron varios viajes, “uno viniendo de Estados Unidos, que fue el primero. Luego fuimos a Chile un par de veces, Ushuaia, Salta, a El Soberbio, también vinimos acá a Oberá donde conocimos a Carlos (Seewald) y todos nos fueron alentando y nos fuimos animando a emprender el viaje alrededor del mundo. No es cosa que no lo pueda hacer cualquiera”.