“Llovía y estábamos por preparar la mesa para almorzar, no sospechamos nunca que a esa hora nos iban a asaltar, y menos de esa manera”. Delia Glomba tiene 80 años y 58 de ellos lleva casada con Héctor Martín Ramírez (88). Los dos vivieron el momento extremo de violencia el martes pasadas las 12 cuando en su vivienda de la calle Rocamora, en el barrio Papini de Posadas, irrumpió un asaltantes que los atacó a golpes y hasta amenazó con matar a la mujer si no les daban todo el dinero que tenían encima.
Delia y Héctor son jubilados y aceptaron dialogar con PRIMERA EDICIÓN durante la tarde de ayer, al día siguiente del atraco y aún conmocionados porque no quieren vivir con miedo. “No dormimos, no podemos, vemos los cuchillos de la cocina y nos asustamos de nuevo”, resumió el mayor del matrimonio.
Un joven que hasta anoche no había sido ubicado y detenido, pero que estaría identificado por los videos de cámaras de seguridad de los vecinos de las víctimas, saltó el portón del amplio frente de la vivienda de plantas cuidadas y la mayoría en flor, e inició el sufrimiento de Delia y Héctor.
“Pateó la puerta y entró, cuando me di cuenta y me acerqué al hombre con una campera roja con capucha me dio un puñetazo directo a la boca, tambaleé para atrás y escuchaba gritos de mi esposa y los del delincuente que me pedía ‘guita, dame la plata o los mato a los dos’”, relató Ramírez como el primer acto del calvario.
“Estábamos shockeados y él me gritaba y golpeaba. No sabía cómo explicarle que no tenía dinero y además estaba desencajado, loco, como drogado, porque olor a alcohol no tenía. Fue todo muy rápido y tuve mucho miedo ya cuando agarró un cuchillo de la cocina y la tomó del cuello a Delia por la espalda y le apoyó la hoja en la cintura y amagaba darle el puntazo. Ahí temí que la matara y le dije que se llevara la billetera en la que tenía 47 mil pesos ahorrados para comprar materiales esa tarde porque estaba reparando el galpón del fondo de la casa”.
“Agarró la plata y le rogamos que se fuera porque más no teníamos”, agregó Delia mientras mostraba el cuchillo que dejó tirado el asaltante antes de huir a pie.
Pocos minutos después, vecinos acudieron al auxilio de la pareja y alertaron al Centro Integrado de Operaciones 911 y a la comisaría Segunda de la Unidad Regional I.
Investigadores de la jurisdicción recogieron los registros de cámaras de seguridad de la zona y tendrían determinado el sospechoso y confiaban atraparlo.
Para Delia y Héctor, lo sucedido “no se puede olvidar”. “Hace 58 años estamos juntos, solo los dos acá en esta casa y nuestro barrio, con nuestros sobrinos que nos visitan y cuidan y los vecinos que de inmediato aparecieron. Pero el miedo no se nos va a ir fácil, nunca nos pasó esto. Alguna vez nos robaron las garrafas de gas del fondo, pero nunca nos amenazaron de muerte. La imagen de mi esposa con el cuchillo apoyado me hace temblar todavía”.