Organizada la Federación Misionera de Pesca y Lanzamiento (FeMiPyL), la Confederación Argentina (CAPYL) la incentivó encomendándole la organización de lo que sería el primer Campeonato Nacional de Pesca del Dorado en la Tierra Colorada, que finalmente se realizó en octubre de 1971; y estaría destinado a cambiar el destino de la pesca deportiva en Misiones.
A partir de la realización del Primer Campeonato Nacional de Pesca en nuestra provincia, que otorgaba puntaje para el ranking nacional y que, en razón de ello, convocó a los mejores pescadores deportivos de nuestro país, surgió el interés de los aficionados locales, sobre todo los más jóvenes, de participar de los concursos a nivel nacional.
En aquella época el Campeonato Nacional de Pesca organizado por COSAPYL se integraba de cuatro pruebas: dos en la modalidad embarcado y dos en la modalidad de costa. Las embarcadas debían ser una variada y la otra de especie.
Lógicamente que ese interés determinó necesariamente el aprendizaje de las modalidades de pesca que no eran las que habitualmente se realizaban en nuestra provincia. En esa época, de gran abundancia de pesca de especies de calidad, nuestros pescadores prácticamente solo valoraban la pesca del dorado, pacú y salmón. Lo que hoy denominamos variada no se practicaba.
Por otra parte, no solo hubo que introducir el aprendizaje de las nuevas modalidades de pesca que nos permitiría competir con chance a nivel nacional, sino que también determinó que el concurso provincial de pesca las incluyera. Lamentablemente ello ocasionó el retiro de los viejos pescadores deportivos que no concordaban en estas nuevas modalidades, sobre todo la pesca de costa y la variada embarcada. Ello lo experimentamos particularmente en el Club Pira Pytá, donde viejas glorias de nuestro deporte se alejaron de los concursos. En este momento me viene a la memoria nombres como Macenku, Picek, Atamañuk y Sokol entre otros.
En esa época siendo presidente del Pira Pytá el Dr. Carlos Medina, me encomendó la capitanía de pesca, que en aquella época cumplía las funciones que hoy desempeña la Subcomisión de Pesca. En aquel momento mi mayor preocupación era volver a integrar en los concursos de pesca a aquellos viejos y meritorios pescadores que formaban parte de la historia del club. Y con ese propósito pensé en la organización de una competencia que pudiera atraerlos nuevamente.
Confieso que siempre me fascinó la pesca nocturna, por lo que por mi mente pasó la organización de un concurso que se extendiera durante la noche. Sin embargo, todo ello era un proyecto en mente, cuando un día apareció Luis Báez con unos viejos trofeos que estaban abandonados en el depósito y que de las averiguaciones que realizamos correspondían a concurso que se realizaba en la década del 70, correspondientes a las especies pira pytá (salmón de río), dorado, pacú y cuero.
A partir de allí surgió la idea de realizar un concurso maratónico que combinara la pesca de especies de calidad con la variada, pensando que ello podría constituir un atractivo para que volvieran a la pesca competitiva nuestros viejos pescadores.
Así nacen la 20 Horas de Pesca Variada Embarcada. La idea original era hacer una maratón de 24 horas, pero los horarios de que disponíamos entre un sábado y un domingo no nos daban. Es por ello que debimos conformarnos con 20. Por otra parte hicimos reciclar los viejos trofeos que encontrara Báez para instituirlos como Challenger en cada una de las especies, por supuesto que las viejas inscripciones que tenían de quienes la habían ganado en aquellos viejos concursos permanecieron, por lo que luego a quienes no conocían la historia los llevó a afirmaciones erróneas.
Las 20 Horas en su reglamento original eran muy simple y procuraba facilitar la pesca en el concurso a quienes no eran concurseros. Por un lado, el participante podía dedicarse exclusivamente a la pesca de una de las especies por las que se concursaba: Pira Pytá, Dorado, Pacú o Cuero. En esta última solo se computaban Surubí, Pira Pará y Manguruyú. En el caso de las especies de ley el reglamento otorgaba 200 punto por cada Pira Pytá -debía tener más de 60 centímetros-, y 100 puntos por cada una de las otras especies. El dorado debía medir como mínimo 70 centímetros al igual que el surubí y el manguruyú. El pacú solo 40 centímetros. Además, se otorgaba un punto por kilo y fracción.
Por otra parte, también se concursaba por una clasificación general en la que además del puntaje por especie se otorgaba un punto por pieza y un punto por kilo y fracción por fracción.
La 20 Horas no comenzaron con éxito. Si bien lograron su objetivo de lograr la participación de aquellos viejos pescadores, los nuevos participantes de élite la boicotearon sosteniendo que el concurso era antideportivo, es especial porque permitía pescar con dos cañas.
La primera edición solo logro reunir 17 embarcaciones. La clasificación era individual y fue ganada por Carlos (Cacho) Pérez. En la segunda edición se superó el conflicto y ya participaron 38 embarcaciones. Sin embargo, a las once de la noche se abatió un temporal sobre Posadas que determinó que el fiscal dispusiera su suspensión sin haberse cumplido la mitad de las horas de pesca. Lo anecdótico fue que algunos participantes no se enteraron de las suspensiones hasta la mañana siguiente en que apareció el fiscal a informarlos. Cabe agregar que la cancha de pesca era muy extensa: iba desde la isla Sarandí, aguas arriba del Club, hasta la Isla Perdida, aguas abajo. En sus orígenes no se cobraba inscripción y no existían premios de valor pecuniario.
Si bien la idea fue realizar un concurso que se disputara por unos años, nunca imaginamos que en algún momento se transformase en la competencia más prestigiosa de la zona organizada por un club, que se transformara en un emblema del Pira Pytá; y menos que perdurara durante 50 años.
Por Miguel Brollo