Mientras anoche velaban a Ángel Exequiel Barboza, joven hallado sin vida en una celda de la comisaría Primera de San José el martes, el adelanto de la labor del Cuerpo Médico Forense del Superior Tribunal de Justicia indicó como primera causa del deceso una “asistolia ventricular”, una muerte súbita que deberá esclarecerse definitivamente si fue o no provocada por algún tipo de medicación que se le haya indicado para frenar los brotes o alteraciones mentales que habría evidenciado durante los once días de detención en la seccional dependiente de la Unidad Regional VII de la Policía provincial.
La autopsia en la Morgue Judicial de Posadas se realizó durante la mañana de ayer y, de acuerdo a fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN, la semana próxima se obtendrán las conclusiones con los resultados toxicológicos, en este caso para determinar qué tipo de medicamento le fue inyectado a Barboza para estabilizarlo, tanto en el hospital de San José el viernes de la semana pasada como en el Hospital de Salud Mental de Posadas “Ramón Carrillo” al día siguiente y cuando se solicitaron estudios más profundos al muchacho de 23 años detenido el jueves 5 de octubre por la noche en la plaza de su barrio, Nuevo La Tablada, en San José.
Durante su detención no habrían resultado aislados los episodios de alteración mental de la víctima. Incluso se habrían grabado con celulares estos actos de autoflagelación.
Estos registros habrían sido tomados por los guardias de la comisaría Primera de San José. Desde este lugar, se solicitó intervención a la Justicia, puntualmente, para que se lo asistiera con mayor profundidad a Barboza porque los brotes o incidentes no cesaron y se temía por su integridad.
El sábado pasado (14 de octubre) se requirió esto tras la intervención en el hospital de San José y el nuevo episodio violento.
Por tal motivo se concretó el traslado a Posadas donde se lo estabilizó al joven y retornó a San José, el mismo día.
El domingo, su padre pudo verlo por segunda ocasión desde el 5 de octubre. Si bien resta que el familiar declare ante el Juzgado respectivo, habría adelantado que su hijo ya no tenía fuerzas para levantar el brazo y sujetar un vaso de agua, estaba demacrado y en situación tal que lo impulsó a suplicarle a los guardias a que le suministraran alimentos y Gatorade que había llevado para ayudarlo.
Aún sin esclarecerse también, está la acusación o imputación que obligaba a que continuara en una celda de comisaría. Barboza fue demorado por no tener el documento consigo y por resistirse al traslado a la comisaría Primera.
Tampoco resulta claro, hasta el momento, la violación de domicilio que figuraría entre los registros de la seccional y comunicados a la Justicia de Instrucción.
Ayer, cerca de las 19 en una capilla del barrio de Ángel Barboza comenzó su velatorio. Hoy será enterrado en el cementerio local y para las próximas horas se aguarda que la familia se constituya como querellante y pueda prestar testimonio en sede judicial.
Desde la Comisión Provincial de Prevención de la Tortura se adelantó que solicitaron los informes respectivos a la Justicia mientras se aguardan las pericias encomendadas a Gendarmería Nacional tanto en el lugar de detención de Barboza como también a un teléfono celular secuestrado.
La labor de la fuerza federal fue solicitada por el juez Miguel Mattos, cuyos secretarios comenzaron a tomar ayer declaración a los tres detenidos que habrían compartido la celda con Barboza, durante los once días de su detención.