La realidad del barrio San Onofre I de Posadas es como la de muchos barrios de la provincia y del país; donde si bien abundan las necesidades estructurales de infraestructura, alimentación y educación; también abundan las personas solidarias que con lo poco que tienen salen a ver cómo ayudar a la comunidad y a los que más lo necesitan, “para que todo no venga abajo”.
Ese es el caso de Alicia Fernández, una vecina posadeña del barrio San Onofre I que, con ayuda de Clarice, Griselda y otras mujeres cedieron su casa para que los chicos puedan recibir clases de apoyo y así garantizar su real acceso a la educación.
Una movida solidaria organizada por ellas mismas, debido a la enorme necesidad de apoyo escolar y la dificultad de seguir el hilo a la escuela, que fueron manifestando los chicos del barrio durante el año. Así lo narró Alicia Fernández en diálogo con PRIMERA EDICIÓN.
“Acá en este lugar que es mi casa esta funcionando los sábados un centro de apoyo escolar los sábados; y cada vez son más los chicos que vienen esos días para las clases”, explicó.
Si bien en el barrio funcionaban núcleos educativos informales en el cual iban maestros enviados por una organización, estos dejaron de acudir dejando sin acompañamiento a los chicos.
Por eso Alicia, apoyada por agrupaciones como Impulsar y Arapoty Kuña, comenzó ella misma a ayudar a los pequeños con sus tareas escolares.
No obstante, los esfuerzos no son suficientes ya que, como contó Alicia, cada vez son más chicos que requieren ayuda; y cada vez aparecen más adolescentes de secundaria requiriendo apoyo.
Por todo eso es que el pedido principal y urgente de las vecinas es que el Estado envíe maestros o profesores dispuestos a dar apoyo escolar.
“Nosotros en este momento estamos priorizando acompañar a los chicos de primaria pero necesitaríamos ayuda de docentes para apoyarle a los chicos de la secundaria”, agregó Alicia.
Además, los chicos acuden a su casa no solo para recibir ayuda escolar los días sábados, sino también para tomar la merienda, que Alicia prepara con la harina, el azúcar y la leche que recibe de la organización municipal Impulsar.
Biblioteca Comunitaria
Con todo el apoyo recibido de organizaciones y de un grupo de estudiantes de la Licenciatura en Trabajo Social, fue que el viernes Alicia pudo inaugurar la Biblioteca Comunitaria “Caritas Felices”, un espacio abierto donde los chicos y adolescentes del barrio pueden ir a leer, a consultar bibliografía para la escuela, o a recibir apoyo escolar.
El pequeño espacio en la casa de Alicia, fue equipado con libros de literatura, manuales escolares, diccionarios y enciclopedias conseguidas en su totalidad gracias a la solidaridad de vecinos y organismos como la Subsecretaría de Relaciones con la Comunidad.
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“La Biblioteca fue primero pensada solo para el centro de apoyo que funciona en casa… y después pensamos, ¿por qué no hacer ya una biblioteca comunitaria para el barrio? … y así surgió la idea con las estudiantes de Humanidades”, contó la vecina.
Fue así que “nos empezaron a llegar libros usados en buen estado de parte de mamás del barrio que tienen sus hijos que ya no los usan más. Eso fue muy importante para nosotras. Siempre digo: un libro es un amigo, y más ahora que, con tanta tecnología, los chicos dejaron de lado la lectura. Entonces con esta biblioteca queremos impulsar que sigan leyendo y que sigan con sus estudios como tiene que ser. También recibimos útiles, para trabajar. Antes nos pasaba que no teníamos material didáctico para darle las clases, y ahora tenemos la biblioteca con la cual apoyarle a los chicos”, afirmó Alicia.
No obstante eso, remarcó que para que todo siga en pie y se garantice el derecho de la educación de los chicos necesitan sí o sí maestros y profesores.