Nuestro cuerpo está constituido por órganos, los órganos por células, las células por moléculas, las moléculas por átomos, los átomos por protones, electrones y neutrones. Si entendemos bien, ante estos conceptos científicos, entonces ¡somos energía!
Ante esta aseveración, también podemos corroborar que la energía no se puede enfermar, la energía tampoco puede morir, solo se transforma.
La energía no es positiva o negativa, la energía simplemente es. Somos nosotros, nuestro pensamiento, entendimiento, nuestros conceptos adquiridos los que hacen que tengamos buenas o malas experiencias.
Somos una energía inteligente en forma humanoide viviendo una experiencia humana y no humanos viviendo experiencias energéticas.
Todo lo que nos rodea es energía, en otra vibración y densidad, y somos nosotros quienes por medio de nuestra vibración y nuestro corazón magnético, (ley de atracción) los que podemos atraer todo aquello que esté vibrando en nuestra misma frecuencia.
No estamos rodeados de un medio hostil, somos nosotros los que, desde nuestra experiencia y creencias inculcadas vibramos en frecuencias bajas de energía como el miedo, la envidia, el apego, los celos, la carencia, etc. Hasta que no aprendamos, hasta que no incorporemos el arte de cambiar nuestra energía seguiremos creando situaciones energéticas que no deseamos.
Todo lo que vibra a nuestro alrededor está en la misma frecuencia, así como también, somos los únicos que mediante nuestro cambio de vibración hacia el amor, la tolerancia, abundancia y felicidad podemos atraer todo lo que vibre en esa frecuencia y transformar por completo nuestra experiencia personal y colectiva.
Queremos cambiar el mundo, entonces cambiemos nuestra energía hacia él y amemos no solo a los humanos, sino a todo lo que nos rodea, que todo forma parte de esta tu experiencia llamada: vida.