“La aceptación es el fin de sufrimiento”, dijo Krishnamurti. Si no aceptamos la realidad y deseamos que las cosas sean distintas, nos condenamos a sufrir inútilmente. De hecho, muchas veces ese sufrimiento es el resultado de nuestras reacciones emocionales, actitudes y pensamientos, más que de las consecuencias del problema en sí.
Si no consigues lo que quieres, sufres. Si consigues lo que no quieres, sufres, incluso cuando obtienes exactamente lo que quieres sigues sufriendo, porque no sabes si podrás tenerlo para siempre, tu mente crea esa situación, lo escribió Sócrates,
Muchas personas creen que serán felices cuando su situación cambie, cuando consigan un trabajo mejor o hallen a la pareja ideal. Piensan que solo podrán disfrutar de la vida cuando logren eso que tanto ansían.
El problema de esta forma de pensar, es que solemos sobreestimar la felicidad que generan algunas situaciones, no aceptar el presente y vivir esperando un futuro mejor puede conducirnos a un estado de insatisfacción crónica.
Hablar de la aceptación es fácil, solemos decirle al otro que acepte lo que la vida le trae, pero aplicarlo en la nuestra es una tarea difícil. Para poder darnos cuenta de esto podemos pensar en nuestra vida.
¿Cuánto tiempo pasamos queriendo cambiar a nuestra pareja, o entorno familiar, para que satisfagan nuestras necesidades? ¿Es eso amor? O ¿Es manipulación?
Nadie quiere reconocer esto en su vida, pero es tan liberador darnos cuenta que nada podemos hacer para cambiar algunas situaciones.
Lo que sí podemos hacer es no ahogarnos en las quejas y buscar resolver lo que sí está a nuestro alcance.
También podemos aprender a dejar ir las situaciones que no podemos cambiar.
El maestro de meditación Ajahn Chah dijo: “Si dejas ir un poco, obtendrás un poco de paz. Si dejas ir mucho, obtendrás mucha paz”.
Y Erich Fromm dijo: “Si con todo lo que tienes no eres feliz, con todo lo que te falta tampoco lo serás”.
Hoy podés preguntarte: ¿acepto las cosas tal cual son? O ¿quiero cambiarlas? ¿Me doy cuenta qué cambio está en mis manos y cuál no?
Medita las respuestas que aparecen y solamente acepta lo que hay dentro tuyo, recordando que lo que se resiste, persiste.
Bendiciones.