Cuando algo lindo llega a nuestra vida, no llega solo, viene “de a pares”; un ascenso en el trabajo, por ejemplo, trae por un lado un aumento salarial, pero por otro, implica una mayor responsabilidad, más exigencias.
Estar en una relación amorosa, trae por un lado las experiencias compartidas, los momentos de a dos, pero implica paciencia y comprensión cuando no pensamos igual sobre algunas cosas.
Tener presente que “las cosas vienen de a pares” hace que cuando estemos pasando por momentos difíciles, no nos abrumemos sino que busquemos el regalo escondido.
Recordar que “las cosas vienen de a pares”, nos ayuda a dejar de buscar lo perfecto para ser felices.
Es aprender a ver lo perfecto en las imperfecciones, esto es, todo cuando ocurre en nuestra vida, lindo o feo, es lo perfecto para nuestro aprendizaje, para este momento.
Tener en nuestra mente y corazón aceptada la idea de que “las cosas vienen de a pares” nos ayuda a valorar cada momento, y poder ver lo lindo en lo feo. Nos ayuda a aceptar a las personas tal cual son, sin pretender que cambien para adaptarse mejor a nosotros.
Aprender esto nos da un súper poder, porque aprendemos a ser felices HOY, sin esperar a que todo sea perfecto, porque nunca lo será.
Aceptar esto nos llena de paz, dejamos de esperar, y nuestros ojos aprender a ver de otra forma las cosas que nos ocurren, nada es tan grave, ni tan tremendo y de cada cosa rescatamos un regalo, una herramienta que termina siendo luego, lo que nos ayuda a vivir mejor.
La clave es aprender a disfrutar de cada momento lindo que se nos presente, aunque no sea perfecto.
Las cosas son de a pares, pero si sabemos mirar, muchas veces, lo bueno es mucho más que lo malo, y cuando aprendemos a ver con esos ojos, vemos que los problemas son solo un punto negro en una inmensa hoja blanca.
Siempre habrá problemas, situaciones que quisiéramos mejorar, pero lo importante es aprender a ser felices igual, Dios no nos da nada que no podamos manejar, todo tiene que ver donde hacemos foco, a qué le damos más importancia.
Entender que “las cosas son de a pares” es ver que nosotros también estamos hechos de luces y sombras, y son precisamente nuestras sombras las que nos ayudan a brillar.