Lloyd Oscar Ramón Wickström nació en colonia Nueva Australia, República del Paraguay, el 20 de agosto de 1915. En mayo de 1925 arribó a Yerbal Viejo junto a sus padres, Juan Oscar Wickström y Victoria Eugenia Ericksson -inmigrantes suecos- ya sus hermanos, Adri Elizabeth y Einar Erico, y desde temprana edad se compenetró con las normas y costumbres comerciales, colaborando con su padre en el almacén de ramos generales que había iniciado en la actual ciudad. Tenía 16 años cuando en un sector del comercio de su padre, inauguró en 1931, la primera librería de Oberá. Apasionado por la lectura, se tornó autodidacta supliendo de esta forma la instrucción que le pudo haber brindado la escuela pública, a la que concurrió hasta cuarto grado en la Escuela Nº 84 de Villa Svea.
Su pasión por los libros lo llevó a adquirir una gran cantidad de ejemplares, formando una importante biblioteca particular, que en su momento fue la más nutrida de Oberá. Vio nacer, crecer y modelarse a la ciudad, donde forjó su personalidad. Desde muy joven y lleno de ideales progresistas, participó en todas las actividades de la vida obereña.
Su vasta cultura general lo llevó a interesarse por los idiomas, dominando el sueco, el inglés y el portugués, en la palabra y en la escritura, y a la perfección, además de entender el noruego, el dinamarqués, el guaraní, y rudimentos del alemán y el ucraniano. Le interesó muchísimo el esperanto y formó el Centro Esperantista de Oberá, secundado por Segismundo Kasprovich.
Su inquietud periodística y cultural lo impulsó a publicar, en 1939, el Anuario Social y Comercial de Oberá, y en el mismo año fundó el periódico El vocero regional, cuya dirección ejerció hasta 1953.
En su condición de periodista fue corresponsal en los diarios metropolitanos La Razón, Democracia, El pampero, al igual que de la Agencia Noticiosa ANDI y de las revistas capitalinas Rosalinda y Pampa Argentina. En 1942 fue designado corresponsal especial para Yerba y Tabaco, por la Dirección Rural y Estadísticas del Ministerio de Agricultura de la Nación. Fue corresponsal de “Argentinizar”, órgano oficial del Congreso General de Territorios Nacionales, Municipalidades y Comisiones de Fomento de los Territorios Nacionales, en 1940. El lema era: “Nada ni nadie evitará que diga la verdad con cultura, pero con firmeza”. En el plano internacional, fue colaborador de distintas publicaciones paraguayas, en especial, de la Revista de Turismo y del Diario El Pueblo, de Villa Rica, como así también del Diario O Debate, de Santo Ángelo, Brasil. Fue por su labor periodística y de apoyo a la confraternidad argentino-paraguaya, que en 1942 fue distinguido en la Primera Exposición de Artes Gráficas y Propaganda, realizada en Asunción.
En 1940, adquirió una imprenta, que fue la segunda instalada en Oberá, en la que editaba su periódico El Vocero Regional, que primero funcionó como semanario y más tarde como bisemanario. En mayo de 1941 y convocado por Mariano Díaz, dueño del Diario La Tarde, fue uno de los cofundadores del Círculo de Periodistas de Misiones, juntamente con Humberto Pérez e Ireneo Moreyra, director del semanario Oberá. Por varios años colaboró con un diario de Posadas y actuó como corresponsal del Diario Últimas Noticias de la capital provincial, además de colaborar con el periódico obereño Pregón Misionero. Incursionando en el periodismo local, fue corresponsal de la sección noticias de ZP3 Radio Bouquet, precursora de ZP5 Radio Encarnación, y colaborador de LT13 Radio Oberá.
Visionario y multifacético
En el aspecto comercial, además de inaugurar la primera librería, fue propietario de una empresa de publicidad oral El Vocero, medio de comunicación actualmente en desuso, y copropietario del restaurante y confitería Scandia, que, por la calidad del servicio, mereció los elogios del Príncipe Guillermo Bernardotte en su libro Los Suecos de la tierra colorada, publicado luego de la visita que el monarca realizó a Oberá en 1947, en compañía de su hijo el Conde Lennard y su esposa Karin. Tal fue el renombre que varios parroquianos de Posadas se hacían una escapada para ser atendidos y degustar las especialidades culinarias escandinavas.
Asimismo, fue gerente de la primera estación de servicio para automotores, propiedad de sus padres, ubicada en avenida Sarmiento y Salta, y concesionaria de la entonces Shell-Mex Argentina.
Fue fundador del Club Social de Oberá, cuya comisión organizadora presidió en 1938. En 1943, estuvo al frente de la comisión Bodas de Plata de la decana Escuela 84. En 1954 hizo lo propio en la desaparecida Asociación de Residentes Paraguayos, habiendo actuado como secretario de la desaparecida Asociación Escandinava Svea -fundada en agosto de 1915- y, en el mismo cargo, en el Sindicato de Choferes Unidos y de la primigenia Asociación de Propietarios de Camiones, en 1939.
La preocupación de Lloyd Oscar Ramón por todo lo relativo a la historia de Oberá lo llevó a escribir su propio epitafio a fin de ser colocado en su tumba, y como un llamado de atención a los hijos de la ciudad para que no olviden el pasado, que debe estar siempre presente: “No tergiversen ni entierren la historia de Oberá”. Al fallecer, el 20 de septiembre de 1983, este epitafio fue colocado en la lápida de su tumba en el Cementerio Sueco.
Integró la comisión pro-mástil de Oberá, en 1940; la comisión honoraria de Fundadores de Oberá, en 1953; la comisión de prensa y propaganda de la Comisión de Homenaje al Libertador General San Martín, en 1950; del malogrado Centro Esperantista de Oberá, del Centro Social y Cultural Paraguayo, en 1948, la Comisión Popular de Ayuda a los Damnificados por el Terremoto de San Juan (1944), la Comisión de Informaciones y Propaganda de la Primera Fiesta de la Yerba Mate, del Primer Congreso Nacional del Tabaco y Segunda Muestra del Trabajo Regional (realizado en Posadas en 1945), amén de haber cooperado en diferente carácter en la fundación del Tiro Federal, del Oberá Tenis Club y del Aeroclub, entre otros.
El 22 de noviembre de 1940, el Poder Ejecutivo de la República del Paraguay, ejercido por el general Higinio Morinigo, por medio del Decreto 3746, designó a Lloyd Oscar Ramón Wickström, vicecónsul honorario de esa república en Oberá, siendo el primero en haber obtenido una distinción de esta naturaleza de un país extranjero.
Otros aspectos
En el aspecto deportivo, el fútbol fue su deporte favorito y ya en 1928 organizó y fue capitán del equipo juvenil denominado Once Rayos, cuyos colores eran el azul y el amarillo, al igual que la bandera sueca y, a la vez, de Boca Juniors. En 1941 logró que se efectuara en Oberá, la primera confrontación internacional entre los equipos del Club Atlético Oberá y el San Juan de Encarnación, Paraguay, lo que trajo aparejadas otras confrontaciones con los clubes Petirossi, 22 de Septiembre, Universal, también del vecino país. Como agente oficial de la Dirección General de Turismo de la República del Paraguay y bajo sus auspicios, realizó una proficua labor de acercamiento de ambos pueblos y en tal sentido presentó en el excine Mundial la película Asunción, ciudad de invierno y en el cine Rex al concertista Talavera que, en la época, constituyó un acto cultural de realce.
Fue partícipe y mentor del Movimiento Cooperativista y desde su periódico ilustró a sus lectores sobre las bondades del sistema. Asimismo, apoyó la creación de las cooperativas escolares, siendo reconocida esta inquietud en 1940, con la designación de presidente honorario de la Cooperadora de la Escuela Nacional Nº 200. En 1970, por aclamación unánime de la Asamblea Constitutiva del Centro de Residentes Paraguayos Coronel Félix Bogado, fue designado presidente honorario de la institución creada, en premio a los esfuerzos que a través del tiempo desplegó en pro de la unión de los paraguayos residentes en Oberá, que desde 1940 venía bregando. Siempre trató de lograr que los hechos históricos de la colonización fueran recordados y siempre estudió y documentó la historia de Yerbal Viejo y de Oberá, y a pesar de su preocupación por la verdad histórica, no pudo lograr la modificación del bronce colocado frente al edificio municipal, que da como fecha del inicio de la colonización en 1914, cuando en realidad fue en 1913. Este detalle ilustra su personalidad. Otra de sus preocupaciones fue la creación de un Museo Histórico que, a pesar de sus insistentes reclamos, no tuvo el eco ni el resultado esperado. Eso le causaba gran pesar porque su prédica fue que el pueblo de Oberá recobre su memoria y pueda volver sus ojos hacia el ayer, para proyectar su futuro.
Por su iniciativa fue traído el avión de la firma Shell-Mex Argentina que viajó desde Buenos Aires para participar de los actos de la inauguración de la pista de aterrizaje, en 1938 y, por su sugerencia, su padre, Juan Oscar, impuso el nombre de Loma Porá a uno de los barrios de Oberá, durante ese mismo año.
En 1938, con pasaporte sueco y pasaje para viajar a Suecia, decidió suspender el viaje y contraer matrimonio con Máxima Josefina Gutiérrez Brower, hija de una de las familias fundadoras de Posadas, que se desempeñaba como maestra en la Escuela Nacional Nº 185. De esta unión matrimonial nacieron Sheila Zoraida, Myrna Gladys, Lloyd Jorge, John Oscar y Victoria Josefina.
La preocupación de Lloyd Oscar Ramón por todo lo relativo a la historia de Oberá lo llevó a escribir su propio epitafio a fin de ser colocado en su tumba, y como un llamado de atención a los hijos de la ciudad para que no olviden el pasado, que debe estar siempre presente: “No tergiversen ni entierren la historia de Oberá”. Al fallecer, el 20 de septiembre de 1983, este epitafio fue colocado en la lápida de su tumba en el Cementerio Sueco.
Así pasó este gran hombre por la vida y la historia de Oberá, ciudad a la que amó fervientemente y en la que dejó su huella indeleble. Ya finalizando su vida, en 1960, adoptó la nacionalidad sueca. Su última palabra, apenas entendible fue Oberá, Oberá.
Gentileza: Material cedido por la Familia Wickström, de Oberá.