Los padres de Luana Kruka acarrean cinco años de lucha constante para que la Justicia provincial les responda y esclarezca quién o quiénes tienen responsabilidad en el fallecimiento de su hija de 7 años, víctima de una bacteria que habría sido detectada por los análisis pero no fue combatida como se esperaba.
Ayer, la audiencia para proponer un juicio a prueba (artículo 76 Bis del Código Penal Argentino) para las dos médicas pediatras acusadas por “homicidio culposo”, se suspendió por la ausencia de una pata fundamental en la mesa del posible acuerdo: los representantes legales de la clínica privada Camino.
A las 8.30, abogados de la querella y la defensa, cumplieron con la citación ante la fiscal Correccional y de Menores 1, María Laura Álvarez, subrogante en este expediente elevado por el juez de Instrucción 1, Marcelo Cardozo, al Juzgado Correccional y de Menores 2 encabezado por César Raúl Jiménez.
“Tenemos la esperanza”
Yésica Velázquez y Martín Kruka, los padres de Luana, estuvieron presentes y recibieron el revés a sus expectativas por intentar un alivio a su dolor a cuestas.
De fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN, los abogados de Camino habrían manifestado que no fueron notificados de la audiencia en tiempo y forma. De todas maneras, se agendó el segundo intento para el miércoles 6 de diciembre.
Sobre lo sucedido, la madre de Luana resumió: “Es duro, pero tenemos la esperanza de que una parte de esta historia podamos cerrarla. Esperamos mucho tiempo este momento y fue chocante irnos sin nada, una vez más”.
“La muerte de Luana es por negligencia médica, está probado, por más que las partes busquen dilatar lo más que puedan a la Justicia. De todas maneras esperamos poder cerrar algo este dolor. A nosotros nos arrancaron una hija, una parte de la vida ya no la tenemos”.
Cuando resalta Yésica “el dolor”, también recuerda las circunstancias, detalles, horarios, lugares de la semana de septiembre de 2018. “A Luana la llevábamos al médico al mínimo síntoma de una enfermedad”.
“Esa semana la llevamos todos los días. Recuerdo que uno de ellos fuimos dos veces. No le bajaba la fiebre y le daban ibuprofeno. Nunca le dieron un antibiótico a tiempo para la bacteria detectada. Luana empeoraba, le dolía la pierna, no podía caminar y la doctora me decía ‘es un poco mañera’”.
“Hoy (por ayer) fue muy duro porque esperábamos tener una respuesta y no se presentaron los abogados de la clínica. No queremos que esto se quede en la impunidad, no lo vamos a permitir”.
La suspensión de juicio a prueba fue solicitada por la querella y actor civil, que busca una solución que evite llegar a debate oral. Los padres de la víctima fatal aceptaron esta alternativa, lo que se espera ahora es que las partes cumplan y acuerden.
Semana determinante
El lunes 3 de septiembre de 2018, Luana Kruka evidenció los primeros síntomas de enfermedad que podría asociarse a un cuadro gripal. Sus padres la llevaron al Sanatorio Camino sobre la calle Junín en Posadas. Ingresó a la guardia con fiebre alta, vómitos y malestar general.
Allí fue atendida por la pediatra hoy acusada, quien le recetó ibuprofeno y le realizó un hisopado nasal para determinar si estaba con un cuadro de influenza. Con la fiebre atenuada regresó a su casa.
Al día siguiente Luana llegó nuevamente en brazos de su padre a la misma guardia. Ya presentaba dolor de ingle y miembro inferior izquierdo. Le prescribieron un mucolítico infantil cada ocho horas y nebulización en su casa.
A las pocas horas retornaron desesperados Yésica y Martín al sanatorio con la niña con 40.2 grados de fiebre. La internaron en observación, con suero, un antifebril y reliverán.
El jueves 6 volvió con el mismo cuadro y se le realizó una ecografía abdominal, el dolor de la pierna era extremo, la fiebre no bajaba y el vómito era recurrente.
Nueva internación y los informes de laboratorio mostraban, según la médica, que presentaba un CPK alto siendo lo normal 170 y Luana presentaba 1.641 que se debía una inflamación de tejido muscular causado por una bacteria (streptococcus pyogenes) pero que “iba a mejorar”.
Luana siguió con temperatura de 40 grados, no podía caminar o mantenerse parada porque sus pies estaban muy hinchados. En la madrugada del sábado salivaba con sangre e ingresó a terapia intensiva.
El cuadro de infección generalizada, el shock séptico avanzó con neumonía y se optó por un tratamiento agresivo de antibióticos. Le practicaron una transfusión pero ya presentaba bradicardia (ritmo cardíaco bajo o lento) hipotensión, falla renal. A las 19 del sábado 7 de septiembre se confirmó el óbito.