El ser humano busca excusas por naturaleza. Algunos se molestan en elaborarlas, otros dicen la primera chorrada que se les pasa por la cabeza.
A lo largo de tu vida, seguro que te han puesto excusas para no salir.
Para no estudiar.
Para no trabajar.
Para no hacerte un favor.
Pero la excusa más repetida y al mismo tiempo la más falsa que he escuchado en mi vida es: “No tengo tiempo”.
Cuando una persona utiliza esta frase, es muy probable que sea mentira. A no ser que estés explotado laboralmente (cosa que alguna gente sufre, por desgracia), la mayoría de la gente trabaja 8 horas al día (durante 5 días semanales), duerme otras 8 y le sobran otras 8. Y eso en una semana son más de 50 horas “libres”.
Imagina que tiene una semana durísima, pues quizás te sobren 30 horas.
Siguen siendo muchas horas como para “no tener tiempo” para estudiar, “salir” o para “hacerle un favor a alguien”.
En mi etapa de adolescente, alguna vez usé esta excusa, pero una vez se me quedó grabada una frase de un escritor llamado Gaspar Melchor de Jovellanos: “Solo le falta el tiempo a quien no sabe aprovecharlo”. Esta frase me marcó. Me hizo entender que cuando quieres algo, y lo colocas en tus prioridades, tiempo para dedicarle, siempre sacas.
Una buena idea es apuntar, a lo largo de una semana, qué has hecho de lunes a domingo. Luego, apunta cuánto tiempo has tardado en hacer cada cosa. La semana siguiente, te sientas delante del escritorio y te analizas: “El lunes perdí 2 horas mirando Twitter. Charlé 30 minutos con la vecina cuando salí a comprar el pan. Estuve ligando por Instagram con el chico (chica) que me gusta 1 hora antes de dormir”.
Te darás cuenta de la cantidad de tiempo que pierdas al día, la mayoría son un obstáculo para conseguir tu objetivo.
Esta es una de las principales enseñanzas que trato de implantar en SuperAprendizaje. Para saber aprovechar al máximo tu tiempo, necesitas conocerte a ti mismo. Conocer cuál es el momento del día en el que rindes mejor, el estado fisiológico y estado psicológico oportuno.
Por: José María Bea- Escuela de la Memoria