Todo se inició con una escucha telefónica ordenada por un Juzgado de San Isidro, Buenos Aires. Allí, un hombre arrancaba la conversación diciendo: “Hola ‘dibujamos’ todo, ya llamé a la fiscalía”, y del otro lado de la línea una mujer le preguntó “¿y qué inventaste?”, “lo de la moto”, le respondió la voz masculina.
Lo que le llamó la atención a la jueza que tuvo acceso a la grabación de la llamada, fue que el teléfono intervenido era de un subalférez de Gendarmería Nacional. El resto para los investigadores fue empezar a armar el rompecabezas.
En base a la escucha se supo que días previos, más precisamente el lunes 17 de septiembre de 2018 a la mañana, una patrulla perteneciente a la Sección El Soberbio de dicha fuerza federal (dependiente del Escuadrón 9 Oberá) hizo un procedimiento donde incautaron una mochila cargada con cinco ladrillos de marihuana.
No hubo detenidos porque supuestamente y según informó el subalférez a cargo de la comisión, el bulto o mochila fue arrojado por un hombre a bordo de una motocicleta roja que giró en U y escapó cuando observó el móvil de Gendarmería.
En el vehículo oficial viajaban el citado encargado de la patrulla, el chofer y otros tres gendarmes. De ellos y teniendo en cuenta la evidencia aportada por el Juzgado de San Isidro, fueron acusados tres por el Juzgado de Oberá por “dibujar”, “armar” o “insertar datos falsos en un acta de un operativo antidrogas”, según la elevación a juicio.
La causa avanzó y finalmente el subalférez y un sargento optaron por admitir el delito cometido y en un juicio abreviado acordaron tres años de prisión en suspenso, según las fuentes.
No obstante, un cabo que ese día integraba la patrulla, decidió ser juzgado, porque insiste en su inocencia. Se trata de Jorge Nicolás Matías Figueredo, de 35 años.
“No vi la motocicleta”
Figueredo, actualmente en actividad es Cabo Primero y presta servicios en el Escuadrón 9 de Gendarmería. No registra antecedentes.
Ayer eligió hablar ante el Tribunal Federal de Posadas, que está presidido por el juez de Cámara Fabián Cardozo y secundado por Manuel Alberto Moreira y Enrique Bosch -subrogante y en la oportunidad presente a través de videoconferencia o zoom-.
El imputado relató todo lo sucedido aquella mañana del hecho. En principio negó haber visto la motocicleta que su jefe -el subalférez- mencionó haber visto.
Luego reconoció su firma en el acta de incautación y en otro documento llamado “acta testimonial o prevencional” en la sede de la Sección El Soberbio. Recordó que en esa época se firmaban tres actas, una de las cuales iba para el Juzgado Federal de Oberá.
Agregó que durante esa jornada su función fue quedar de custodia de la mochila con droga mientras su jefe llamaba a la fiscalía. También manifestó que le ordenaron a él y al sargento que busquen dos testigos.
“No vi la motocicleta, pero firmé las actas porque confiaba en mi jefe. Le hubiera firmado un 08 si me pedía, jamás hubiera imaginado que ese documento era falso y jamás quise falsificar un documento.Un año después me percaté, cuando me enteré de las detenciones, que estuve trabajando con dos delincuentes”, dijo el acusado ante las preguntas de la fiscal Vivian Barbosa y en obvia referencia a los otros dos implicados en la causa.
Testigos claves
De los tres testigos convocados para la primera jornada de debate, dos formaban parte de la patrulla integrada por el cabo Figueredo y no fueron investigados o acusados por su accionar.
Sus declaraciones fueron claves y de alguna manera favorecieron al imputado, teniendo en cuenta que coincidieron en que “nunca vieron la motocicleta que dijo ver el subalférez y mucho menos que su conductor arrojara una mochila”.
El chofer del móvil de Gendarmería, el cabo primero Miguel Ángel Palma (actualmente en el Escuadrón 63 de Zárate, Buenos Aires), fue el más contundente al afirmar que ese día iban por una calle de tránsito pesado en una zona conocida como cercana al cementerio de El Soberbio y que conduce a la ruta Costera 2. En determinado momento el subalférez, quien viajaba de acompañante le dijo que vio una motocicleta roja y que el conductor arrojó un bulto.
“Yo no vi ningún vehículo, tenía unos mil metros de visibilidad pese a que lloviznaba. Tampoco escuché algún vehículo, y el subalférez incluso nos manifestó que se iba a hacer cargo de lo que informaba”, dijo Palma.
Por último, Nelson Roldán, el más joven de la patrulla y actualmente prestando servicios en la Agrupación 16 de Santa Cruz, dijo que “pese a estar sentado en el medio del móvil, entre el sargento y el cabo Figueredo en los asientos de atrás, no visualicé ni escuché vehículo alguno”. Agregó que “confiaba en la palabra y en lo que dijo su jefe de patrulla respecto a la moto”. Aclaró que “la orden de firmar la dio el subalférez”. También declaró un jefe de guardia que no aportó al caso juzgado.
El debate continuará hoy a las 8.30 con la declaración de otro testigo que puede ser clave para el futuro procesal del imputado (quien cuenta con la representación legal del abogado cordobés Elmer Martoccia).
El efectivo convocado para dar testimonio durante la jornada de hoy (vía zoom), actualmente trabaja en Santa Fe y en ese entonces era el encargado de los trámites administrativos en la Sección El Soberbio y quien confeccionó el acta supuestamente con lo que le informó el subalférez.
Acto seguido, están previstos los alegatos y la sentencia.