Ernesto Javier Giménez fue atrapado nuevamente. Volvió a una celda policial después de cinco meses de presunta “intensa búsqueda” de la fuerza de seguridad por una seguidilla de robos en el microcentro posadeño bajo una de sus modalidades delictivas, motochorro que rompe vidrios de vehículos estacionados y huye con maletines o elementos similares con dinero y objetos de valor.
Ayer fueron vecinos quienes lo persiguieron y redujeron para entregarlo a patrullas de la Dirección Agrupación Motorizada (DAM) cerca del mediodía. Ocurrió en inmediaciones de la avenida Lavalle y calle Llamas frente a una gomería, pero lo corrieron desde Tambor de Tacuarí y Gómez Portiño cuando lo descubrieron en flagrancia intentando hacerse de herramientas de un taller.
Cuando lo revisaron los uniformados, se confirmó la sospecha de quién se trataba pero también se anotó un detalle llamativo más: “Pinino” Giménez escondía un equipo tribanda con la frecuencia de la policía marcada. Vale aclarar que esta frecuencia posee un sistema de seguridad que la encripta y no solo hace difícil su acceso sino que emite alertas de ingreso desde equipos no autorizados.
Se entiende con esto que, “Pinino” no solo podía acceder a las alarmas sino también podía establecer la proximidad de los patrulleros de las comisarías de la unidades regionales I y X, pero también Comando Radioeléctrico.
Giménez posee experiencia para robar carteras con dinero del interior de automóviles y camionetas, y por tales andanzas y se lo buscaba desde junio por varias denuncias de vidrios rotos y pertenencias perdidas.
Tiene 36 años y residencia legal en el barrio Ñu Porá de Garupá, pero se lo vio y buscó por varios barrios posadeños durante el último tiempo.
Ya con el pedido de captura vigente, volvió a quedar registrado a bordo de una motocicleta 110 rondando el microcentro y destrozar el jueves 15 de junio de este año, a las 19, la ventanilla de una camioneta Toyota Hilux estacionada en el cruce de las calles Belgrano y Ayacucho y escapar con un maletín que contenía 8.020 dólares, además de pesos, reales y guaraníes, y la billetera de un empresario misionero.
Pocas horas después, en calle Brasil casi avenida Corrientes, fue visto escapar presuntamente tras un golpe similar, una cartera de un automóvil estacionado.
Fotos, videos, antecedentes, condenas, testigos y víctimas acumula “Pinino” con sus fechorías delictivas. A la vista de todos se mueve por el centro con una motocicleta siempre de baja cilindrada y nadie lo para, confiaron a este Diario varias fuentes policiales y judiciales.
En 2015 inició las salidas transitorias del período de prueba. Pero no tardó mucho en recaer en el delito. En abril de 2019 fue detenido por robar y reducir elementos con la misma modalidad: “reventar” cristales de vehículos y llevarse, por ejemplo, computadoras portátiles, teléfonos y dinero.
En un inmueble del barrio Los Lapachos investigadores policiales hallaron más de diez carteras y bolsos de víctimas, algo de dinero, dos hidrolavadoras y una bomba de aire. Ocurrió tras una denuncia realizada en la comisaría Tercera de la Unidad Regional I.
Los policías iniciaron una exhaustiva investigación donde lograron ubicar al sospechoso en la intersección de las calles 69 y 130 del mencionado barrio a bordo de un Volkswagen Gol rojo modelo 2007. Lo requisaron y encontraron 10 mil pesos, dos teléfonos celulares, destornilladores y herramientas varias.
Entonces ya recaían sospechas que en 2016, 25 días después de salir de prisión, robó 600 mil pesos y fue descubierto por las compras que realizó: un automóvil (el Gol rojo), muebles y electrodomésticos para su hogar.
Cuatro meses después, con la mochila de condenas previas y las nuevas evidencias, la jueza Correccional y de Menores 1, Marcela Leiva lo envió nuevamente a Loreto con una sentencia de tres años y seis meses para cumplir.
Volvió a prometer resocializarse en ese lapso de tiempo. En noviembre de 2022 fue excarcelado pero a los pocos días su identidad quedó señalada en sendos robos callejeros.