El lunes 27 de noviembre, durante la primera jornada de debate ante los jueces César Antonio Yaya, Gregorio Augusto Busse y Carlos Jorge Giménez, integrantes del Tribunal Penal 2, Rita Marianela Cervantes Martínez pidió ser escuchada, adelantó: “Voy a declarar un poco más adelante durante el juicio”, lo lanzó en voz baja, timorata, flaca como su cuerpo y con la mirada pidiendo permiso y que solo se levanta si escucha su nombre.
Ayer Rita, acusada de lastimar y abandonar a su beba recién nacida en la orilla del arroyo Mártires el lunes 7 de septiembre de 2020 en la costanera Oeste, aceptó hablar al finalizar la sexta jornada de juicio oral y pocas horas antes del turno de alegatos y veredicto, previstos para hoy.
Su versión de lo sucedido hace poco más de tres años arrancó con el instante en que le confirmaron que estaba a pocos días de dar a luz: “Me enteré que estaba embarazada cuando ya estaba en estado muy avanzado. Me dolía mucho el vientre. En febrero o enero (2020) me hice un estudio que me detectó piedras en la vesícula y después no me hice más controles. Comencé a tener vómitos y casi no comía pero dejé pasar el tiempo y volví al médico para un control”.
“A mi pareja no le decía nada que me iban a operar de la vesícula, no quería dejar solo a mi hijo”, resaltó pero amplió sobre los pasos posteriores: “Me fui a hacer un análisis de sangre y ecografía nuevamente y el médico me dijo sorprendido que no tenía panza para la cantidad de meses de embarazo que llevaba. No lo podía creer porque mi última menstruación fue el 20 de julio (pocos días antes del estudio) y ahí me dijo que estaba embarazada de 34-36 semanas”.
El relato continuó y en la sala audiencias de calle San Martín casi 25 de Mayo el silencio era atención directa a Rita: “Era mucho tiempo y yo no entendía nada, ni cómo pasó. Con mi primer hijo tuve una panza grande y con la beba no la sentía, no la veía. Pensé que el médico se confundió y decidí que me iba a hacer otro estudio. Tampoco le dije a mi pareja esto porque pensaba de verdad que estaba mal el estudio. No tenía movimiento de panza grande, solo la normal y la misma que tengo ahora, nada sentía”.
Vale la aclaración. La imputada durante toda su declaración nombró a sus familiares y amigos. PRIMERA EDICIÓN se reserva la publicación para preservar la integridad de la víctima y por el respeto al acuerdo solicitado por el presidente del TP-2, César Yaya, durante las audiencias de debate.
Cervantes admitió que “el nuevo estudio lo hice con el documento de mi amiga que estaba en mi casa, como muchas otras cosas de ella y para que mi compañero no me pida el estudio si lo veía en el departamento”. “Me fui a otro médico y también me dijo que estaba embarazada. No supe qué hacer, ni decir. Tenía mucho miedo que mi pareja se vaya a enojar porque no teníamos nada para el nuevo bebé. Yo quería comprar ropa, preparar todo antes de contarle”.

“El viernes (4 de septiembre de 2020) a la noche ya me sentía muy mal. El sábado a la mañana me bañé y me dolía mucho el vientre, no podía casi pararme derecho. Le dije a mi compañero que me iba al médico y me fui al hospital Favaloro (Villa Cabello). Los dolores eran tan fuertes que sentía que iba a parir. En el Favaloro me dijeron ‘acá no mamita, tenés que ir al Neonatal a parir’. Volví caminando hacia el departamento y me dolía profundamente. Me agaché y senté, no podía caminar más. Se acercó un señor a ayudarme y me ofreció llevarme a tomar un taxi en su auto. Frente a una estación de servicio que no recuerdo me dejó y ya no lo vi más a ese señor”.
“Ingresé al hospital (Neonatal, Parque de la Salud Ramón Madariaga) y le di el documento de mi amiga, era el que tenía en el bolso. Ya perdía mucha sangre y líquido y así nació mi hija”.
“Cuando me preguntaban por el nombre que le iba a poner, yo miraba la carita al bebé y era igual a mi primer hijo y le repetí el nombre. La enfermera me dijo que era una nena y ahí recordé el nombre que habíamos planeado con mi pareja cuando fuéramos a tener otro bebé (…) No me quería desprender de mi hija, tenía mucho temor a que mi pareja me la quitara”.
“En el hospital le pedí el celular a una chica para mandarle un mensaje a mi hermana, para decirle a mi familia que estaba bien y pensé que me iban a venir a buscar”.
“A los dos días me dieron el alta, todo ese tiempo yo le hablaba a mi hijita y no sabía a donde ir, si al departamento o a la casa de mi madre. Quería tomar el colectivo 23 para ir a Villa Cabello pero no supe a cuál me subí. Solo recuerdo que caminé mucho y tenía a mi beba conmigo, que después comenzó a llover y yo le tapaba para que no se mojara”.
“Caminaba y no llegaba a mi casa, no sabía cómo llegar con la beba y todo el tiempo le hablaba y le repetía que el papá se iba a enojar pero que nos iba a perdonar. Una señora me ayudó a llegar al departamento”.
“Llegué y grité si estaba mi pareja pero nadie me respondió. Le pedí el celular a una chica (vecina) y no recuerdo a quien llamé si a mi compañero o a mi madre”.

“Recuerdo que después comencé desesperada a buscar a mi beba entre los juguetes de mi hijo, pero no estaba, la busqué por toda la pieza, me desesperé y no me acuerdo quiénes entraron pero me preguntaban dónde estuve, qué me pasó. Yo les preguntaba por mi beba y lo culpé a mi pareja que porque no la encontraba, gritaba qué me habían sacado a mi hija”.
“También quería ver a mi hijo y me dijeron que estaba en la casa de Paula. Después mi pareja se me acercó con la policía y una psicóloga (…) Recuerdo que luego con mi mamá y la policía me llevaron a la comisaría y ahí comenzaron a preguntarme: ‘¿Por qué le hiciste eso al bebé?’ Solo dije que eso era mentira y mi mamá me preguntaba qué pasó. Me llevaron a otra comisaría y allí no recuerdo cuántos días me quedé antes de ir al hospital. Ahí pensé que iba a ver a mi bebé porque era el mismo dónde había parido. Preguntaba y nadie sabía nada, quería buscarlo y no me dejaban. Después mi madre me contó que mi hija estaba bien, internada y controlada. Me preguntó qué nombre quería ponerle y dije lo mismo (que en el Neonatal)”.
“Hoy ella está grande y es muy linda, me mandan fotos y ella me llama mamá. Es la beba más linda que vi. Hace tres años que pienso y pienso qué pasó ese día y no entiendo. Trato de acordarme y no puedo, nunca imaginé que me iba a pasar eso”.
“Desde que nació sentí que la amaba y me da bronca no haber tenido panza, no darme cuenta que estaba embarazada. Hoy lo más importante que tengo son mis hijos”.

“Mientras tanto no sé qué pasó, se lo pregunto a todo el mundo y nadie lo explica. También me da bronca que nadie me lo explique. La amo un montón a mi hija, yo peleo por ella”.
Cervantes aceptó responder preguntas de partes. Fue una de sus abogadas, Luciana Sommer Aromí quien le consultó por los síntomas previos a enterarse del embarazo: “El dolor de vientre nunca lo relacioné con el embarazo. Tomaba pastillas anticonceptivas, me cuidaba y seguía menstruando, por eso no me hice los análisis que me pidió el médico”.
Sobre su primer parto aclaró: “Mi hijo nació por cesárea, nunca había sentido una contracción tampoco”. Y sobre el segundo dijo: “Me quedó una cicatriz en el cuerpo después del parto de la beba”
Respondió además sobre cómo se comunicó mientras su familia la buscaba: “En el hospital no sabía cómo avisar y no recuerdo a quién le envié el mensaje por Facebook”. Y en cuanto a la contención del hospital manifestó: “Tampoco recuerdo si me ofrecieron una ambulancia para volver a mi casa, ni preguntas sobre si alguien me iba a acompañar o me esperaban”.
También fue preguntada por la ropa puesta cuando salió del Neonatal: “Estaba vestida con un jean y una camisa blanca. No recuerdo cuando me cambié de ropa. Si que me peleaba con ellos (familia) porque no me llevaban a ver a mi hijo”.
El fiscal Vladimir Glinka le pidió precisiones sobre el reencuentro con su familia en su vivienda de Villa Cabello: “De lo que pasó adentro del departamento mucho no recuerdo”. “Si sé que le pedí al abogado que buscara las cámaras para ver con quien se fue mi hija”
Rita observó durante este lapso del interrogatorio un recorte de grabaciones de cámaras de seguridad del 911 sobre la avenida costanera Oeste. En ese momento entendió que el fiscal le preguntó por una imagen difusa donde se percibe un menor de edad si era su hijo acompañado por una mujer: “No, no mi hijo era más alto”.
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“Bronca y ojos zombie”
Durante la audiencia de ayer, declararon seis testigos. Entre ellos Sara Motta, amiga de Rita, madre y sus hermanas. Participó de la búsqueda de la joven y relató el momento del reencuentro: “Estaba sentada en el sillón de su departamento con la mirada como zombie y comenzó a gritar ‘por qué no me buscaron’, lo repetía y comenzó a golpearnos y lastimarse. Miraba con odio, con bronca”. Amplió con detalles de cómo la contuvieron y la llegada de la policía para detenerla y comunicar lo que había sucedido con el bebé: “Todo nos sorprendió, no sabíamos que estaba embarazada”.
Completaron la lista de testigos, enfermeras y empleadas del Hospital Neonatal, quienes relataron el procedimiento en el que Rita ante el nacimiento inminente que presentó, parió en una cama en posición horizontal.
También admitieron que no hubo contención y seguimiento a la joven durante los tres días allí alojada. Que tampoco con el alta médica observaron cómo se retiró Rita: sola y a pie con su beba en brazos, sin haber recibido visitas, llamadas, ni presentarse nadie a preguntar por ella. Los certificados que ingresó con el documento de su amiga, pero también que anotó su verdadera identidad en uno de los papeles en lo que indicó el nombre de su hija. Y que tampoco le ofrecieron un teléfono, ambulancia o alguna ayuda para que retornara contenida a su hogar.