El Tribunal Penal 2 condenó a Rita Marianela Cervantes Martínez a cuatro años de prisión efectiva como autora del delito de “homicidio calificado por el vínculo, en grado de tentativa”. A las 14 en punto, los jueces César Antonio Yaya, Gregorio Augusto Busse y Carlos Jorge Giménez retornaron a la sala de debates de calla San Martín para cumplir con la lectura de un fallo dividido.
Busse y Yaya coincidieron con la acusación del fiscal Vladimir Glinka y Giménez con el pedido de absolución de las defensoras de la imputada, Luciana Sommer Aromí y Karen Rodríguez De Olivera.
Rita Cervantes regresó a la Unidad Penal V del Servicio Penitenciario Provincial y durante los próximos días podrá solicitar medidas que morigeren su detención, entre ellas la prisión domiciliaria o el inicio de las fases de libertad condicional o transitoria, a la espera además de que la Justicia de Familia provincial resuelva la solicitud del padre de sus hijos para que se inicie el proceso de revinculación.
Rita fue aprehendida el lunes 7 de septiembre de 2020 a las 22.30 en la vivienda de su madre en la zona oeste de esta capital. Hoy cumple tres años y tres meses de lo que dos, de los tres, camaristas del TP-2 entendieron fue un intento de quitarle la vida a su beba. La que había dado a luz dos días antes, sola y en el Hospital Neonatal del Parque de la Salud Ramón Madariaga.
Se la imputó de abandonar a su hija, también de hurtar un documento e intentar falsificar la identidad. De estos tres delitos, el fiscal Glinka no la acusó, tampoco Busse y Yaya.
El alegato acusador intentó desacreditar los testimonios de los peritos de parte presentados por la defensa. Calificó de “habladores de otra provincia”, a obstetras, psiquiatras y psicólogas que explicaron, desde su ciencia, en qué consistía una crisis puerperal, un estado de psicosis posparto, los condicionamientos y procesos traumáticos, entre otros puntos.

También cargó contra movimientos de pensamiento y acción social que sostienen la perspectiva de género como factor central que debe adoptar la Justicia a partir del desempeño de sus actores clave en la administración, en este caso el de los jueces ante el caso Rita Cervantes.
Los cuestionó sin fundamentos pero con énfasis: “Son colectivos de la perspectiva de género demagógicas”.
Glinka descartó de la acusación a Rita los delitos de “abandono de persona, hurto y falsificación de identidad”. Y apuntó a que el “objetivo” de la encartada fue el intento de quitarle la vida a su bebé.
Rechazó que Cervantes haya atravesado un cuadro de psicosis puerperal y tampoco existió emoción violenta. Sostuvo que la “acción típica, jurídica y penal” fue la tentativa de homicidio.
Sobre la alteración momentánea resaltó: “Este hecho es inconciliable con la emoción violenta. La única solución posible en cuanto a la calificación es la acción atípica”, el homicidio.
Definió como “gran absurdo” la posición defensiva en el debate de que Rita padeció “psicosis puerperal. La imputada no confiesa el delito porque le conviene no confesar y no recordar”.
Relató además días y horarios, circunstancias de Rita a partir de la mañana del sábado 5 de septiembre de 2020 en que dio a luz a un bebé que se enteró poco más de un mes antes de su presencia en su vientre.
En febrero le habían detectado piedras en la vesícula a través de una ecografía y desde ese momento no relacionó sus dolores y vómitos con un embarazo, porque además no desarrolló el abdomen materno y las pérdidas de sangre relacionó de manera directa con los períodos de menstruación.
Insistió en analizar los registros de cámaras de seguridad del Centro Integral 911 de la Policía instaladas en la costanera oeste frente al arroyo Mártires. Sostuvo que de acuerdo a estos dispositivos a las 14.57 se observa a Rita caminando con una bolsa o bulto en el que habría trasladado a su beba y la acompañaba otra mujer a quien supuso podría ser una hermana de Rita o una amiga que llevaba de la mano al hijo mayor de la acusada.
La calidad de las imágenes y los ángulos no permitían la observación con claridad suficiente siquiera para corresponder físicamente a la “mujer del bulto en mano” con Rita y mucho menos a las demás figuras pixeladas como familiares o amistades.
Glinka acusó y solicitó una pena de siete años de prisión efectiva y una tutela en hospicio para que se revincule durante la ejecución penal con sus dos hijos. “Lo que pido no tiene antecedentes, pero es la única forma de justicia”, cerró.
Luciana Sommer Aromí alegó por los derechos y principios constitucionales de Rita Cervantes. Arrancó su postura con aseveraciones tajantes: “Hay rastros de sangre no determinadas, no hay testigos ni huellas del hecho y además, el video no prueba nada, son dos mujeres caminando con naturalidad por la costanera. Y a las que le pasa un patrullero por adelante y no reaccionan”. “Tampoco el padre de los niños reconoció a Rita en el video (…) Todos los testigos a los que le exhibió el video no detectaron a Rita”.

La defensa agregó que “la ropa de Rita no era oscura tampoco, hasta la vecina la vio volver a su departamento y vestía un jean claro y una camisa blanca”.
Uno de los puntos clave para la defensa fue expresar que “no tiene precisión el fiscal de dónde Rita atacó a su beba. No es válido acusar o defenderse de hipótesis”. Y agregó: “Paula González, su amiga, en ese momento tenía el pelo rubio y es mucho más baja de estatura que la que indicó el fiscal en el video”. Sobre la hermana como sospechosa en el registro del CIO-911, sostuvo. “Es mucho más baja que Rita también y de contextura ancha”.
Formuló varios cuestionamientos más: “Si Rita fue al hospital para luego intentar matar, no vemos la dinámica del hecho. ¿Por qué no eliminó el arma (cuchillo roto tipo tramontina) si diagramó un plan criminal? ¿Qué descartamos primero?”.
“Si ella quería matar. ¿Si ella era coherente y capaz, por qué no tiene coherencia dejar al aire libre al bebé?”. “Pasaron 25 personas por el lugar y ninguna escuchó o vio el bulto. Según el fiscal Rita estaba en condiciones mentales pero descartó el bebé en la zona pública y de tránsito de vehículos”.
Defendió la posibilidad que Rita haya padecido un brote psicótico por la crisis puerperal y detalló los conceptos vertidos por profesionales de la salud que estudian casos similares en todo el país y participan como asistencia en debates como el que se desarrolló desde el lunes 27 de noviembre en el Tribunal Penal 2.
“Rita vivía para su hijo y su pareja, para su familia. Dejó todo para cuidar y criar a su hijo. Es una mujer tranquila y calma, que no posee antecedentes penales y trae en silencio sus problemas desde la infancia”.
“Pero además lo demostró en prisión, no generó problemas, no es un monstruo de noticieros”. Sommer Aromí volvió sobre la contención en el parto y posparto. Ayuda que presuntamente no recibió: “Un mes antes de parir se entera que estaba embarazada de ocho meses. No le dolían los pechos y su primer embarazo fue totalmente distinto. Estaba entre dos sensaciones, un embarazo normal: todo, el segundo: nada de síntomas”.
“Entra en negación y confusión. Pasó un mes en silencio porque no podía asimilar, simbolizar el nuevo embarazo. No se lo podía contar a ella misma”.
“El parto de ella fue en avalancha o parto abrupto, y quedó demostrado por los enfermeros que declararon durante el debate y en el expediente”. “Rita empeora en soledad en el hospital y todo para ella fue sorpresivo y arrollador (…) Hasta anotó mal el nombre de su beba y puso su propia identidad en un certificado”.
“Nadie la visitó y había protocolo para ello con los requisitos de COVID. Pero Rita siguió sola y se fue el hospital sola. Enfrentó la realidad y se derrumbó su estructura física, derivó el proceso de amnesia”. “Y de esto hablaron los peritos y además coincidieron todos en que su relato era válido y creíble”.
[yotuwp type=”videos” id=”gO90hl78_rc” ]