Según el Feng Shui, se dice que los felinos son los protectores en el mundo energético y que los perros son los mejores amigos. Cada cual a su manera, según las características de cada animal, influye en la energía del hogar.
Los perros buscan naturalmente descansar en zonas energéticamente sanas, mientras que los gatos intentan permanecer en zonas que resultan negativas o que generan enfermedad en los seres humanos, llamadas geopatías. Estos son sitios donde se concentran radiaciones de origen natural, por lo que los felinos son buenos asistentes para un radiestesista cuando se los ve acostados en las camas; por ejemplo.
Aunque quedar expuestos por mucho tiempo estas energías a los humanos no los favorece, a los felinos parece que no les afecta y hasta lo disfrutan.
La intuición de las mascotas está más desarrollada que la de los humanos y son capaces de percibir señales que las personas no ven.
Además, las mascotas conforman una unidad sistémica con su familia cuidadora y la vivienda que habitan. Si viven en un entorno saludable y alegre, es decir, si son cuidados como se lo merecen, introducen una energía fabulosa que transita por toda la casa.
Están comprobados, además, los beneficios terapéuticos de contar con su compañía. Quienes conviven con gatos y perros saben el bienestar que producen sus ronroneos o reírse de sus travesuras y ocurrencias. Los perros, por su parte, son grandes amigos y cuidadores de sus amos y su sola presencia llena de amor el hogar.
Adoptar una mascota es una gran responsabilidad porque requiere tiempo y cuidados.
(Por Rosanna Toraglio)