La segunda jornada de juicio a Ramón Antonio Schetzel y Nahuel Alejandro Xaikosi, ambos acusados de seguidillas de robos a mano armada en Posadas, fue breve por la ausencia de cuatro testigos de los seis citados por el Tribunal Penal 2.
De todas maneras, las voces de la audiencia no fueron favorables para los encartados por “robo calificado por cometerse con un arma de fuego cuya aptitud para el disparo no pudiera tenerse por acreditado” y otro “robo calificado por el uso de arma de fuego”.
Uno de los testigos que cumplieron con la obligación que indica la ley, fue Federico González, encargado y único empleado que a las 22 del sábado 6 de julio de 2020 estaba al servicio de la heladería de la avenida Chacabuco y Aguado y fue víctima de un asalto a punta de pistola.
El joven se sentó frente a los jueces Gregorio Augusto Busse, Carlos Jorge Giménez y César Antonio Yaya y no dudó en señalar a quien lo amedrentó durante la noche más fría de ese invierno y año en Misiones.
“Sí claro, fue él”, le respondió al fiscal Vladimir Glinka durante su declaración. Señaló a Ramón Schetzel y detalló con la misma tranquilidad que huyó en un automóvil gris, “un Chevrolet Corsa”, estacionado a un costado de la heladería de la cadena Grido y que presuntamente condujo Nahuel Xaikosi.
González recordó que pocos días después fue citado para peritar las armas halladas dentro del Corsa luego de la detención de Schetzel. La pericia consistió en la muestra de varios ejemplares y tipos de armamento y que señaló una pistola cromada, que resultó ser una réplica de plástico pero coincidió con la secuestrada del automóvil.
Sobre las armas también declaró un perito de la Policía de Misiones, quien detalló las pericias realizadas a un revólver calibre 38 largo, que fue descubierto en la detención de Schetzel en la gaveta del Corsa.
El revólver estaba cargado pero de las pruebas realizadas sobre la aptitud y condiciones para ser disparado, se coincidió que tenía fallas en el mecanismo interno, “el estado del arma era regular, pero no podía ser gatillado en simple acción, se necesitaba insistir en doble acción, es decir estirando el martillo hacia atrás primero y con la mano. En el momento no servía para disparar”.
Hoy desde las 8.30 se oirán los últimos testigos, alegatos del fiscal Vladimir Glinka y la defensora oficial Celina Silveira Márquez, y cierre con el veredicto del Tribunal.