Nuestra mente no se limita solamente a nuestra cabeza de la misma manera que nuestros sentimientos no se limitan solo a nuestro corazón.
Todo nuestro cuerpo siente, pero también en todo el cuerpo podemos encontrar la mente.
Cuerpo mente… Todo nuestro cuerpo puede sentir la frialdad de una mirada, estremecerse con una palabra de aliento o sentirse morir con una actitud de indiferencia.
Sistémica, eso es conciencia sistémica.
Nuestro cuerpo es un todo integrado y funciona como tal: “el todo es más que la suma de las partes”, acá podemos aplicar ese concepto, pero además, nuestro cuerpo vibra, siente, piensa, resuelve como un todo.
Todo aquello callado, reprimido, ocultado, silenciado queda en algún recoveco de nuestros órganos latiendo para ser liberado.
Todo aquello no hablado, negado, soportado, va creando corazas en nuestro cuerpo hasta cortar la movilidad, movilidad que enfría y deja apartada, excluida esa parte del todo.
Al igual que en los sistemas familiares, una parte nuestra puede estar excluida de nuestro propio sistema corporal o psíquico.
Así como cualquier evento negado, olvidado, reprimido, afecta nuestra psiquis, también todo evento no liberado, respirado, movilizado, se va estancando y quedamos presos en nuestro propio ser.
El trabajo de volver a reconciliar no es solo con nuestro sistema familiar o entorno, en realidad es volver a unir dentro nuestro esa parte olvidada y dolida.
Comenzar el trabajo de autoconocimiento y transformación nos va llevando de la mano a recuperar el amor por uno mismo, ese amor que necesitamos y no nos lo dieron, al igual que esa palabra o caricia negada.
Así de a poco comenzamos un camino sin retorno el camino del amor y la libertad. Nada está fuera, todo comienza primero por uno, aunque el móvil o el disparador vengan desde afuera.
El mayor acto de reparación siempre es con uno mismo, luego podrá ser extendido al resto, así como las ondas en el agua se van ampliando a través de un movimiento en el centro, así también los círculos se van ampliando al entorno y de a poco sumaremos actos de amor que serán canales de inspiración para otros.
Nadie da lo que no tiene, querer ser sanador sin sanarse es una utopía, una falacia, un camino que comienza al revés, es pedirle a quien queremos ayudar. Eso sería dar para recibir.
Comienza humildemente por ti y podrás comprender el dolor y la imposibilidad del otro.
Patricia Couceiro
Máster en Constelaciones
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