El domingo 29 de diciembre de 2013 Michael Schumacher decidió esquiar en los Alpes franceses como tantas veces lo hizo con su hijo Mick y su familia. Era un experto esquiador y, como todos los inviernos europeos, despuntó el vicio con otra de sus pasiones. Fue en la estación de Maribel donde una burla del destino le jugó una mala pasada a ese hombre que cientos de veces corrió a más de 300 kilómetros por hora.
Practicando este deporte, sufrió una caída, golpeó su cabeza contra una piedra y, a cinco días de cumplir 44 años, su vida cambió para siempre. Había pasado más de un año del anuncio de su retiro definitivo luego de un retorno a la Máxima por tres temporadas entre 2010 y 2012, para ayudar a Mercedes en su regreso como equipo íntegro.
Sobre el accidente, recientemente el periodista alemán Jens Gideon reveló dos errores inéditos luego de una charla que tuvo con el instructor de esquí que estuvo presente aquel día. Primero, el hecho de salir con escasez de nieve y la consecuente mayor exposición de rocas. Segundo, la subestimación de la gravedad de la situación por parte de los equipos de rescate.
Schumi sufrió un politraumatismo craneoencefálico y lo trasladaron de urgencia en helicóptero a una clínica de Moutiers y luego al Hospital de la Universidad de Grenoble, donde quedó internado, le hicieron dos operaciones y lo indujeron al coma. Bajo una estricta privacidad y mientras la mayoría de los medios creyó que siguió internado en el nosocomio galo, en junio de 2014 Schumacher despertó del coma, se comunicó con sus ojos y reaccionó a las voces, en especial a la de Corinna. Ya no necesitó estar conectado y pudo respirar por sus propios medios, contó el diario Bild. En tanto que en esos primeros meses perdió 20 kilos.
En 2018 se ratificó la información de que Schumi no estaba entubado y recibió una amplia atención de enfermería y terapia, que en ese momento se estimó un costo de más de 50 mil libras esterlinas por semana (63 mil dólares), aseguró Sportsmail.
Corinna Schumacher ejecutó un plan para preservar el estado de salud del Kaiser. El primer paso fue hablar con su círculo íntimo conformado por un pequeño grupo de extrema confianza, entre ellos la portavoz del ex piloto, Sabine Kehm. La estrategia consiste en una máquina perfecta en la que no se filtra ningún tipo de información al menos de parte de la familia.
Corinna siempre estuvo alerta y supo resguardar el estado de su marido. Hace una década que ningún paparazzi pudo con ella. En 2016 le ganó un juicio a una revista alemana Bunte que afirmó que Michael podía caminar. También en 2020 logró evitar que se vendieran unas fotos de Schumacher en su mansión y que iban a ser comercializadas por un millón de euros, según informó Daily Mirror. El responsable logró infiltrarse y burlar la seguridad, pero fue capturado por la policía. Fueron llamados de atención para los medios sobre las consecuencias que podría haber ante la posibilidad de infiltrar información e imágenes.
Para poder acceder a una entrevista con Mick Schumacher es necesario contactarse primero con Kehm e Infobae pudo hacerlo a principios de 2020 en una gestión que demoró cinco meses su respuesta, habilitaron solo cinco preguntas que fueron filtradas por Kehm y no se permitió consultar por el estado del padre. Luego respondió el propio piloto, pero todo bajo la supervisión de la portavoz. En esa entrevista habló sobre las comparaciones con su padre y la portación de apellido.
Una vez activado el cerrojo familiar, luego se aplicó un código tácito en el ambiente de la F1 en el que el estado de salud de Schumi se convirtió en un tema casi tabú. Durante las dos temporadas que Mick corrió en la Máxima con la escudería Haas (fue desvinculado por falta de resultados), nunca se le preguntó en una rueda de prensa por ese asunto.
Qué se sabe de Schumacher
La información a cuentas gotas que se conoce es por medio de Jean Todt, ex presidente de la Federación Internacional del Automóvil (FIA) y jefe de Ferrari en la época de Schumacher. De hecho, el francés pidió en su momento al alemán, quien se incorporó a fines de 1995 luego de ganar su bicampeonato con Benetton. Ambos fueron artífices de los años más dorados de la Scuderia de Maranello con 11 títulos seguidos, cinco de Pilotos y 6 de Constructores entre 1999 y 2004. O en los últimos tiempos también se animaron a dar sus versiones el ex manager de Schumi, Willy Webber y Ralf Schumacher, hermano menor de Michael y también ex piloto de F1.
“La pregunta ‘¿cómo está él?’ no encuentra una respuesta, porque tal vez no la tenga”, reflexionó Todt en una reciente entrevista con La Stampa. “Michael está aquí, así que no lo extraño. (Pero él) simplemente ya no es el Michael que solía ser. Es diferente y se deja guiar maravillosamente por su esposa e hijos que lo protegen”, aseguró en una nota con L’Equipe.
Webber, por su parte, confesó ante Express que “cuando pienso en Michael ahora, lamentablemente ya no tengo ninguna esperanza de volver a verlo. No hay noticias positivas después de diez años”.
Schumacher es uno de los dos pilotos más laureados de la historia con siete títulos, dos en 1994 y 1995 con Benetton y los cinco con Ferrari de 2000 a 2004. En 18 temporadas y fracción corrió 306 Grandes Premios y ganó 91, entre ellos la última visita de la F1 a la Argentina el 12 de abril de 1998. Es el segundo más ganador detrás de Hamilton (103). Consiguió 155 podios, 68 poles positions y 77 récords de vuelta. Como los grandes campeones, su mayor virtud fue saber capitalizar un buen auto y en Ferrari se vio su máxima expresión. Su estilo de manejo era combativo, en ocasiones pasó el límite, como en las definiciones de los campeones de 1994 y 1997. Bajo la lluvia también descolló.
Fuente: Infobae