Reflexionando sobre el camino de sanación y crecimiento espiritual, inspirados por la comprensión de nuestras heridas no como debilidades, sino como poderosos maestros espirituales tenemos que considerar primero el acto de reconocer nuestras heridas. En lugar de ocultarlas o negarlas, aceptemos su presencia en nuestra vida. Esta aceptación no es un signo de rendición, sino un acto valiente de autoconciencia.
Al enfrentar nuestras heridas, nos damos cuenta de que son parte integral de nuestro ser, no errores que necesitan ser corregidos.
La sanación, en su esencia más profunda, no es un proceso de reparación, sino de revelación y comprensión. No se trata de convertir lo “malo” en “bueno” o la oscuridad en luz, sino de descubrir que en nuestra esencia más íntima, nada está roto. Esta perspectiva nos libera de la lucha constante de tratar de cambiar lo que somos, permitiéndonos, en cambio, abrazar y entender nuestra naturaleza completa.
Nuestras heridas, vistas bajo la luz de la conciencia, se convierten en nuestros maestros más sabios. Nos enseñan sobre resiliencia, empatía, y nuestra capacidad para superar adversidades. Nos invitan a detenernos y reflexionar sobre nuestra verdadera naturaleza, que es divina, imperecedera y perfecta en su propia manera. Nos recuerdan que cada cicatriz es un testimonio de nuestra capacidad para sanar y crecer.
Finalmente, reconozcamos que en el viaje espiritual, cada herida, cada dolor, cada desafío es una oportunidad para expandir nuestra conciencia. Nos enseñan a desapegarnos de los conceptos limitantes heredados y a abrazar una comprensión más profunda de nosotros mismos y del mundo que nos rodea.
Así, con cada paso en este camino, abrazamos nuestras heridas no como señales de nuestras fallas, sino como faros de nuestra fuerza inherente y de nuestra capacidad innata para la transformación y el despertar espiritual.
Cada momento de dolor se convierte en un peldaño hacia una mayor comprensión y conexión con nuestra esencia más pura y verdadera.
Nos vamos acompañando.
Por Karina Holoveski
Mujer Medicina-Chamana.
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