Cada 17 de enero se recuerda a San Antonio Abad (más conocido como San Antón), considerado el Patrono de los animales, ya que le agradaban mucho y siempre los cuidaba.
“Compite” de esta manera con otros Santos a los que se vinculó siempre con los animales, como San Francisco de Asís (4 de octubre, Día del Animal en todo el mundo excepto Argentina), San Roque (16, de agosto, día en que se suele hacer la bendición de mascotas), San Martín de Porres (3 de noviembre) y hasta Santa Teresa de Calcuta (5 de septiembre), quien remarcaba que “la compasión por los animales y por los hombres no se excluyen mutuamente”, porque toda vida es digna de respetar y salvar.
Quién fue San Antonio Abad
En su juventud, Antonio, que era egipcio e hijo de acaudalados campesinos, se sintió conmovido por las palabras de Jesús: “Si quieres ser perfecto, ve y vende todo lo que tienes y dalo a los pobres…”.
Así lo hizo el rico heredero, reservando sólo parte para una hermana, a la que entregó, parece, al cuidado de unas vírgenes consagradas.
Llevó inicialmente vida apartada en su propia aldea, pero pronto se marchó al desierto, adiestrándose en las prácticas eremíticas junto a un cierto Pablo, anciano experto en la vida solitaria.
En su busca de soledad y persiguiendo el desarrollo de su experiencia, llegó a fijar su residencia entre unas antiguas tumbas.
Pronto la fama de su ascetismo se propagó y se le unieron muchos fervorosos imitadores, a los que organizó en comunidades de oración y trabajo. Dejando sin embargo esta exitosa obra, se retiró a una soledad más estricta en pos de una caravana de beduinos que se internaba en el desierto.
Logró conciliar el ideal de la vida solitaria con la dirección de un monasterio cercano, e incluso viajando a Alejandría.
Murió hacia el año 356, en las laderas del monte Colzim, próximo al mar Rojo. Al ignorarse la fecha de su nacimiento, se le adjudica una incomprobable longevidad.
En medio de la vida austera que llevó, descubrió la sabiduría y el amor divinos a través de observar a la naturaleza. De esa revelación, adquirió la costumbre de bendecir a los animales y a las plantas.
A partir de su muerte, fue invocado como protector de los animales. Por ello, esta celebración trata de recordar el equilibrio que debe existir entre el hombre, la naturaleza y los animales.
Fuentes: diario.ar y ACI Prensa