Misiones se sumará a Salta y serán las dos provincias que encararán sin el apoyo nacional, una campaña de vacunación preventiva contra el dengue, una enfermedad que tiene dos mil casos sospechosos por semana en los nosocomios públicos.
Pero la vacunación no es el escudo protector de las familias, especialmente porque habrá un grupo etario definido y aplicadas las dosis en localidades seleccionadas a partir de la aparición de los febriles.
Por esta razón, para proteger a los menores, a los adultos mayores con comorbilidades o enfermedades preexistentes, la tarea del conjunto de la sociedad debe ser algo tan sencillo como la limpieza de los patios y todos los elementos que puedan servir de criaderos de mosquitos Aedes aegypti. La mera fumigación tampoco es la forma de erradicar la endemia.
En definitiva, todas las herramientas deben estar accionadas para combatir este brote que se llevó la vida de al menos media docena de misioneros y que tiene a mal traer a decenas de personas que luchan por sanar en los hospitales y sanatorios.
Mientras sigan existiendo reservorios (cubiertas abandonadas, autos desechados en la vía pública, lotes sin la limpieza cotidiana, aguas estancadas en piletas en desuso, entre otros lugares) será muy difícil pensar en alivianar la tensión que se produce en los centros de salud.
Es una responsabilidad social compartida entre Estado y vecinos por un ambiente con el menor índice de Aedes.