Para muchos llegaron las vacaciones. ¿A quién no le sucedió que llega el momento tan deseado y no podemos parar? Nuestra mente sigue pensando y queriendo hacer. Vivimos pensando en el fin de semana y en las siguientes vacaciones. Sentimos mucha felicidad cuando por fin podemos cerrar la oficina, el negocio o dejar ese espacio de trabajo para tomarnos un descanso. Pero, ¿qué pasa después?
Hay personas a las que las vacaciones no les hacen demasiado bien pese a todos sus beneficios. De repente afloran ansiedades y estrés contenidos, y algunas hasta se enferman.
Aunque las vacaciones sean sinónimo de descanso y disfrute, no siempre es así.
Uno de cada tres trabajadores no logra descansar en vacaciones dice una estadística hecha por Expedia. Sucede que muchas veces seguimos conectados al trabajo por email o mensajes que recibimos, y otras porque nuestra mente no puede desconectarse.
Es ahí donde tenemos que trabajar y observar cuanto deseamos ese momento y no podemos disfrutarlo por diferentes motivos. Sería interesante que te observes y encuentres que hace que no puedas parar y estar en el momento presente.
“El excesivo control, preocupaciones y temores nos llevan a estar más preocupados en un futuro incierto que disfrutar ocupados en el presente. A nivel cultural se ha aprendido a sobrevalorar el trabajo, a definir lo que somos por lo que hacemos, y no está bien visto permitimos tener tiempo para hacer nada y dejarnos fluir”.
En la nueva era digital es difícil no encontrar a alguna persona que no reciba emails o llamadas de trabajo en su período de descanso y al que no le cueste desconectar tras salir de vacaciones.
En vacaciones es cuando hay que restablecer el equilibrio mental, emocional y hay que cambiar de rutinas para funcionar y actuar fluyendo sin imposiciones y libres de obligaciones, a algunas personas les cuesta adaptarse y descansar.
Pensá: “¿Te pasó alguna vez esto?”. Estás esperando el fin de semana o las vacaciones y cuando llegan no podés disfrutar porque seguís conectado.
Si te pasa obsérvate, respira, pensá en que ese momento no va a repetirse. Cuánto lo deseaste y ahora llegó. Hacéte consciente de que sos vos el único que puede ponerle límites a tu mente.
Hacélo con amor, abrázate y de a poco aprende a disfrutar sin culpa.
Bendiciones.
Prof. Paula Vogel
Gimnasia para el Alma.
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