Luego de un diciembre donde los recursos provinciales cayeron de manera estrepitosa, enero no promete mejorar ya que las estimaciones anticipan otra fuerte disminución de los fondos que dispondrá la provincia de Misiones en concepto de coparticipación y otras transferencias automáticas.
De acuerdo a un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), los fondos automáticos de Misiones durante enero, según estimación “mensualizada” con los datos de los primeros 16 días, arroja una caída de 7,4% en términos “reales” (descontando inflación) en comparación con el mismo mes del año pasado. Esto ocurre después de haber caído 21% los fondos automáticos y 61% las transferencias no automáticas de la Nación hacia Misiones en el mes de diciembre.
El panorama económico del verano no resulta optimista si se tiene en cuenta que, además, desde la devaluación del 12 de diciembre se redujo en forma tajante la recaudación propia de la provincia por la baja concurrencia de brasileños y paraguayos que antes venían a consumir y hacer turismo por el tipo de cambio favorable, pero dejaron de hacerlo desde ese momento.
El escenario se completa con un insistente pedido de los sectores gremiales, principalmente policías, docentes y salud, para negociar paritarias y recomponer los alicaídos salarios estatales que durante todo el 2023 no dejaron de perder poder adquisitivo.

Números de pérdida
En los primeros 16 días de enero de 2023 la provincia recibió $9.178 millones, mientras que en el mismo período de este año llegaron $29.962 millones; equivalente a 226,5% más. Pero al tener en cuenta la inflación, esos recursos tienen menor posibilidad de cubrir bienes, servicios y gastos del Estado y de ahí se explica la caída de 7,4%.
Misiones es la tercera en el ranking de mayor caída. La más perjudicada fue Buenos Aires con -11,1% y en segundo lugar Salta con -7,8%. Las que menos sufrieron el retroceso fueron CABA (-4%); La Pampa -5,5% y San Luis -5,6%.
El informe indica, por otra parte, que “lo relevante es analizar el impacto de esta caída en el financiamiento total en cada jurisdicción”. Para ello se calcula cuánto depende cada provincia de las transferencias nacionales como porción de sus ingresos totales.
Por ejemplo, las provincias con mayor dependencia de envíos nacionales automáticos son Jujuy (77,1%), Santiago del Estero (75,5%) y San Juan (74,8%). En esos casos, la disminución de las transferencias repercute con mayor dureza que en el otro extremo donde están las jurisdicciones con mayor autonomía económica, que son las que tienen alta recaudación propia y dependen menos de los envíos: son CABA (10,7%), Neuquén (20%) y Chubut (34,7%).
Durante enero la dependencia de Misiones de las transferencias automáticas fue exactamente el 50%. La otra mitad de sus recursos se compone de recaudación propia. De esta manera, una caída de 7,4% de los fondos girados por la Nación repercute, en términos reales, en una porción de 3,7% del total de sus recursos.
El IARAF lo explica de la siguiente manera: “Dados estos ratios, es posible calcular el impacto real de las variaciones de estos envíos en los ingresos totales de cada jurisdicción. La caída del 7,5% de las transferencias automáticas nacionales del consolidado, serían equivalentes a una caída real del ingreso total del consolidado de 3,5% real en enero respecto al año pasado”.
Y destaca que “las tres jurisdicciones con mayor descenso serían Salta, Santiago del Estero y Jujuy con una baja del 5,2%. Las tres jurisdicciones con menor descenso serían CABA (0,4%), Neuquén (1,3%) y Chubut (2,2%)”.
Por último, se indica que “de consolidarse esta dinámica de la coparticipación debido a que se mantiene vigente la reciente reforma de ganancias, entre otras cosas, con esta importante caída de financiamiento las provincias se verán enfrentadas a la disyuntiva de reducir el gasto en una proporción equivalente o incrementar el déficit durante el presente año”.
La lógica de la provincia de Misiones ha sido la de mantener un equilibrio fiscal. Si bien, en los últimos años el stock total de deuda se ha incrementado, sobre todo con proveedores (de acuerdo a los balances) hay una tendencia generalizada en los últimos años de no gastar más de lo que ingresa a la caja.
Con esta lógica es posible suponer que el Gobierno reducirá sus gastos en lugar de endeudarse para mantener un nivel de gastos corrientes. La incógnita que surge es saber en qué reducirá: si será en obras, salarios, subsidios o servicios.