La disminución en la demanda de la carne y las naftas puso un freno al aumento de precios que se produjo en diciembre.
Pero hasta ahora, y si bien el consumo minorista se retrajo 11,2% de noviembre a diciembre, son los únicos precios que respondieron de esa manera. El resto, aseguraron representantes de diferentes sectores a PERFIL, sigue subiendo.
Según la Confederación de la Pequeña y Mediana Empresa Argentina (CAME), el consumo cerró el año 2023 con una baja del 3,4% y una caída pronunciada en diciembre, pese a que se esperaba un repunte en las ventas por las fiestas.
De acuerdo con el informe “los consumidores se encontraron en el cierre del 2023 con un cambio de precios abrupto en los bienes y servicios, que limitó su capacidad de compra. Tampoco el mercado fue generoso en opciones de financiamiento y ofertas, lo que obligó a administrar cuidadosamente los recursos disponibles”.
Dentro de esta baja general, el consumo de alimentos y bebidas cayó un 19,8% y la inflación en este rubro, según el INDEC, también superó el índice promedio: fue de 29,7% en diciembre.
“Lo único que bajó en lo que va de enero ha sido un poco la carne vacuna, y en menor proporción el cerdo. El pollo se mantuvo, y en cuanto al resto de la mercadería, va aumentando todo. Las cervezas aumentaron, las gaseosas, la mercadería en general, todo está aumentando”, explicó a PERFIL Mario Sarli, del Centro de Almaceneros de Paraná, Entre Ríos.
“Es raro porque, la verdad, hay muy poca venta, hay una falta de consumo terrible, pero las cosas siguen subiendo”, concluyó.
“Un caso concreto de baja se vio en la carne y coincidió con el aumento de precios: subió fuerte y bajó el consumo. Pero en otros productos aún no se ha visto algo parecido a lo que sucedió con la carne”, afirmó a PERFIL Víctor Palpacelli, titular de la Federación Argentina de Supermercados.
Con respecto a lo que puede esperarse, el empresario estimó que como la industria tiene stock, “si el consumo sigue contraído van a aparecer algunas propuestas, algunas ofertas, algunas dinámicas que habían desaparecido”.
Sin embargo, aclaró, si bien “por un lado está la necesidad de venta y por el otro lado está la retracción en el consumo que produce sobrestock y eso hace que a lo mejor algún precio ceda” lo cierto es que “hay que tener en cuenta que la inflación también es muy alta y entonces eso le pone un techo o un piso a la posibilidad de baja”.
Oferta, demanda y poder adquisitivo
En su discurso, el miércoles último, en el Foro Económico de Davos, el presidente Javier Milei señaló, citando a Alberto Benegas Lynch (h), que el “libertarismo es el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo, basado en el principio de no agresión y en defensa del derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad, cuyas instituciones fundamentales son la propiedad privada, los mercados libres de intervención estatal, la libre competencia, la división del trabajo y la cooperación social, donde solo se puede ser exitoso sirviendo al prójimo con bienes de mejor calidad a un mejor precio”.
Hasta ahora, lo que sigue poniendo un tope al consumo no fueron los precios y la libre competencia, sino la baja del poder adquisitivo que impide poder tomar una decisión libremente. “Ya no se trata de cuánto está dispuesto a pagar el cliente, sino de cuánto puede pagar”, agregó Fernando Savore, presidente de la Federación de Almaceneros de la Provincia de Buenos Aires (FABA).
“Si alguien viene a mi negocio y le ofrezco un yogur bebible a $1.800, ¿lo compra o no lo compra? Lo más probable es que me diga que no por dos motivos: porque se niega a pagar un exceso de precio, o porque no puede. Que es lo que está pasando. No puede”, graficó.
En este contexto los que todavía pueden optan por las segundas marcas y “las primeras marcas están perdiendo mercado”, explicó.
“Los lácteos suben un 15% la otra semana”
Por el lado de los proveedores, si bien no se ven bajas por el momento, “hay más promociones en los mayoristas, aunque las ponen cuando quieren y duran muy poco”, remarcó Savore.
Pero los precios, agregó, siguen subiendo: “Ya tenemos confirmado un incremento del 15% en lácteos para la semana que viene”.
Después de pegar un gran salto en diciembre, el precio de la carne se mantiene estable, afirmó a PERFIL Sergio Pedace, vicepresidente de la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores de Carne Vacuna (CAMyA). “Cuando la gente no convalidó los aumentos disminuyó el consumo, empezó a haber mucha oferta de carne en la calle, empezaron a bajar los precios”. A eso se suman otros factores como la baja en las ventas previstas en enero y a que “la hacienda y la exportación están tranquilas”.
Según los últimos datos del INDEC, la carne subió 40,9% en el último mes de 2023, y acumuló un incremento del 307,7% en ese año.
En cuanto al resto de los alimentos, según un relevamiento del Centro de Estudios por la Soberanía Popular Mariano Moreno, los precios de los productos básicos sufrieron importantes subas en enero: el aceite (37,66%), la harina (32,53%), y la leche (16,29%) están entre los que más variación sufrieron. Con respecto a los precios que bajan, y después de un aumento cercano al 140% desde noviembre, los valores de los combustibles cayeron entre 1,5% y 2% en algunas estaciones de servicio del interior del país.
Los imposibles
Con la inflación de diciembre, del 25,5%, que llevó a la variación anual del Índice de Precios al Consumidor (IPC) al 211,4%, se confirmó que los alimentos fueron el rubro más golpeado por la suba de precios a lo largo del 2023.
Y aunque esta tendencia parecía mantenerse en el inicio del 2024, todo indica que esto estaría comenzando a desacelerarse.
Es que, según el último relevamiento de la consultora LCG, en base a valores de ocho mil productos de cinco supermercados, la tercera semana de enero cerró con una inflación del 2,1% en alimentos y bebidas, siendo el dato más bajo desde la previa al balotaje entre Javier Milei y Sergio Massa, cuando este número fue del 1,6%.
Tras éste, nunca más el registro había estado por debajo de los tres puntos, hasta el recientemente divulgado; sin embargo, sí se había reflejado una disminución gradual a nivel porcentual.
Enero caliente
Por su parte, en las últimas cuatro semanas, los productos de la Canasta Básica tuvieron un incremento intermensual promedio del 28,6%. Al respecto, la entidad resaltó una desaceleración tras 14 semanas.
A su vez, destacó que el índice acumulado en las últimas cuatro semanas también se movió a la baja y llegó al 18,6%.
Pese a esta desaceleración, analistas y consultoras privadas estiman que la inflación en enero estará ubicado en un rango entre el 25% y el 30%, en valores similares, aunque por arriba, del registrado en el ocaso del 2023.
Alimentos en el podio de precios
En cuanto al registro de los últimos siete días, se destacan los aumentos en el aceite y el azúcar, con alzas del 11,27% y del 9,55%. Completa el podio las verduras, con incrementos del 7,49%.
En contrapartida, las frutas y los productos de panificación, cereales y pastas tuvieron una deflación, con bajas del precio del 0,05% y del 0,25%, respectivamente.
Por su parte, y a lo largo de las últimas cuatro semanas, cinco de las 10 categorías relevadas por la consultora LCG mostraron subas superiores al 30% promedio, mientras que las demás que integran el Top 10 estuvieron por arriba del 12,9%.
El mismo está compuesto por: Condimentos y otros productos alimenticios: 59,9%; Aceites: 41,6%; Lácteos y huevos: 32,7%; Carnes: 36,6%, Verduras: 32,3%; Bebidas e infusiones: 31,5%; Carnes: 29,2%; Azúcar: 28,1%; Pan, cereales y pastas: 26,3%; Comidas listas para llevar: 18,6% y Frutas: 12,9%.