En la última entrevista que dio el presidente Javier Milei antes de partir a Estados Unidos y romper con la gran mayoría de los gobernadores, tuvo una preocupante definición respecto a quiénes debía tocarles el fuerte ajuste en las finanzas públicas para conseguir salir del déficit fiscal.
El periodista Jonatan Viale, le preguntó por los jubilados de ANSeS. Milei ratificó que “no hay plata” y preguntó al aire: “¿Sabés cuál es el segmento etario que menos pobres tiene en Argentina? Los jubilados”.
“Pero no podemos ajustar a los jubilados”, le recriminó el periodista, que le remarcaba que con 200 mil pesos no se puede vivir, pero el presidente contestó: “Bueno, el problema es que no hay plata… Estás ajustando a los más chicos también, ahí hay más de 60% de pobres o, mejor dicho, dos tercios de los chicos son pobres”, priorizando a los más pequeños.
A tal punto se llegó, que hay que decidir desde el Estado quién deberá ser pobre para sostener el superavit fiscal.
Nadin Argañaraz, economista de IARAF, hizo un cálculo de cuál debería ser el bono entre marzo y mayo, que ANSeS debería darle a los pasivos para “ponerse al día” frente a la inflación.
Para evitar que pierdan poder adquisitivo en marzo respecto a marzo de 2023, debería ser de $170.000 por mes. Para evitar que pierdan poder adquisitivo en los primeros 5 meses de 2024 respecto a los primeros 5 meses de 2023, debería ser de $236.000 mensuales.
Aún con esos bonos que están varias veces por encima de lo previsto para este mes, los jubilados seguirían sin cubrir una canasta básica.
Con “libertad” o sin ella, otra vez la variable de ajuste son los que laburaron al menos tres décadas, aportando al sistema, para ganar una miseria y sufrir hasta los últimos días de su vida.
No importa cuándo lea esta editorial, ni quién esté gobernando. Hasta ahora, nadie llevó a los jubilados a una mejor calidad de vida.