Expertos del Departamento de Neurobiología de la Universidad de California decidieron profundizar en la relación ya conocida entre el olfato y las capacidades cognitivas, especialmente a partir de edades en que algunas funciones cognitivas, como la memoria, pueden empezar a verse afectadas por el envejecimiento.
Es que, conforme se van cumpliendo años, sucede que se va perdiendo olfato, y eso no solo sucede antes de que empiece la disminución de algunas de nuestras habilidades cognitivas, sino que, además, se demostró que produce en nuestro cerebro una pérdida significativa de materia gris y de materia blanca.
Los investigadores estadounidenses partieron de la base de la estimulación que los olores producen en el cerebro, específicamente en la memoria y otras habilidades cognitivas.
Para ello, un grupo de hombres y mujeres de entre 60 y 85 años, sin problemas de memoria, recibieron un difusor aromático y una selección de 7 aceites esenciales en un frasco que encajaba en el difusor y a los que la evidencia atribuye efectos sobre la anatomía cerebral o el rendimiento cognitivo.
Durante seis meses, todas las noches debían activarlo antes de meterse en la cama para ir inhalando una de las fragancias durante las dos primeras horas de sueño. Cada día de la semana debían inhalar una distinta.
Se hizo lo mismo con un grupo de control al que se le dio las mismas instrucciones, pero que en vez de los aceites esenciales en alta concentración recibieron agua con una cantidad mínima de cada esencia, imperceptible al olfato.
Una vez transcurridos los seis meses se evaluaron aspectos como la capacidad de retención diferida o la habilidad para adquirir nuevos conocimientos. El resultado, publicado en la revista Frontiers in neuroscience, confirmó que las personas que utilizaron un difusor con aceites esenciales concentrados aumentaron su rendimiento cognitivo en un 226% en comparación con los participantes del otro grupo. En pocas palabras, su memoria se disparó.
Por tanto, a las propiedades de los aceites esenciales ya conocidas que se atribuían a la inhalación de su aroma, se añade un beneficio más: su capacidad para frenar el deterioro cognitivo y mejorar la memoria, especialmente cuando pasamos de los 60 años.
¿Cuáles fueron los aceites esenciales utilizados?
Todos ellos son aceites esenciales de uso común, muy fáciles de encontrar.
Lavanda
El aceite esencial de lavanda (Lavandula angustifolia) se conoce sobre todo por sus propiedades relajantes, útiles para combatir el estrés y la ansiedad y para favorecer el sueño. Además se le atribuyen propiedades reconstituyentes, antiinflamatorias, antidepresivas, analgésicas y antisépticas.
Menta
El aceite esencial de menta (Mentha x piperita), de aroma penetrante y fresco, se considera un tónico nervioso y un buen aceite esencial para despejar la mente. Además tiene propiedades calmantes, analgésicas, antimigrañosas, expectorantes y digestivas, entre otras.
Limón
El aceite esencial de limón (Citrus limonum) desprende un aroma intenso, cítrico, fresco. En aromaterapia se utiliza para mejorar la concentración, pues estimula la claridad mental, ayuda a reducir el estrés y promueve el bienestar. Además se le atribuyen propiedades depurativas, bactericidas, antivirales, hipotensoras y laxantes, entre otras.
Rosa
El aceite esencial de rosa (Rosa damascena, R. centifolia y R. gallica), de aroma cálido y profundo, aporta sus propiedades ansiolíticas, sedantes y antidepresivas. También se considera revitalizante y antiinflamatorio.
Naranja
El aceite esencial de naranja dulce (Citrus sinensis), de fragancia muy agradable, es muy valorado para reequilibrar el sistema nervioso. Es relajante, calma y favorece el sueño. Puede aliviar también las molestias digestivas de origen nervioso.
Romero
El aceite esencial de romero (Salvia rosmarinus) se extraen aceites esenciales con diferentes quimiotipos cuyas propiedades que pueden variar considerablemente. En general se considera un gran tónico para el sistema inmunitario, pero también se le atribuyen propiedades envejecimiento.
Eucalipto
Existen diferentes aceites esenciales conocidos como eucalipto. En aromaterapia se pueden utilizar varios, aunque el recomendado de forma general es el Eucaliptus radiata. El aceite esencial de eucalipto se considera útil en caso de estrés y cansancio, y también se recomienda para mejorar los problemas de memoria y concentración.
Un “efecto secundario” que ayuda
La ventaja de utilizar aceites esenciales para estimular la memoria durante el sueño es que actúan en el cerebro sin que el olor sea percibido de forma consciente, lo que evita que el sueño se interrumpa, explican los investigadores.
Por otro lado, la estimulación olfativa durante el sueño potencia las ondas cerebrales más lentas asociadas a las fases del sueño más reparadoras, apunta el estudio. Eso hace que la persona se despierte más descansada y con más energía al día siguiente, lo que puede redundar en el rendimiento cognitivo.
Fuente: www.cuerpomente.com (Por Eva Carnero)