Un hombre desaparecido en San Vicente y la búsqueda incesante de parte de efectivos policiales y familiares, logró hallar a Marcelo Antúnez Sequeira muerto dentro de un pozo en una chacra.
Rápidamente la investigación apuntó a su expatrón, un hombre de 71 años en ese entonces. El acusado se encuentra con prisión domiciliaria y la semana que viene será trasladado al Tribunal Penal de Oberá para ser juzgado.
Este Diario pudo saber que los próximos jueves 21 y viernes 22 de marzo será la audiencia contra Juan Grdeñ (74), quien deberá responder por el delito de “homicidio simple”, que estipula una pena de entre 8 a 25 años de prisión en caso de ser hallado culpable.
En mayo de 2021 el acusado fue beneficiado con su liberación circunscripta a su chacra ubicada de Picada Zulma, kilómetro 979 de la ruta 14. En la comisaría donde estaba alojado desde febrero de ese año habían ocurrido casos de COVID. Para preservar su salud al estar en edad de riesgo, sumado a problemas coronarios, el Juzgado de Instrucción de San Vicente le otorgó el beneficio.
El 4 de enero del año en cuestión fue la última vez que se tuvo noticias de Marcelo Antúnez Sequeira. El hombre había sido citado por su expatrón para hacer una limpieza de la chacra de su yerno. El mismo Grdeñ lo había ido a buscar y por ello ese dato fue muy importante a posteriori en la investigación.
Pasaron 40 días y no se sabía nada de él. Las sospechas al expatrón hizo que se realizara un allanamiento en su domicilio y allí encontraron documentos y prendas que vestía Antúnez al momento de su desaparición.
Eso activó un segundo allanamiento en el predio donde precisamente la víctima tenía que realizar el trabajo. Los investigadores lo hallaron en un pozo de unos 30 metros de profundidad, cubiertos por ramas y piedras. El olor nauseabundo que de allí emanaba marcó que podía haber un cuerpo. Lo primero que detectaron fue la mano de una persona.
Con personal especializado sacaron el cadáver y lo trasladaron a la morgue judicial de Posadas. La autopsia determinó que Antúnez Sequeira ya estaba sin vida cuando fue arrojado al pozo. Tenía un “traumatismo cerrado torácico-abdominal gravísimo” y lesiones por la caída.
Los familiares habían revelado que la relación entre Grdeñ y Antúnez Sequeira no era buena, por problemas laborales que se habían suscitado entre ambos.