Ella siempre se las arreglaba para encontrarse con él. Para no disgustar a sus padres, Patricia Alejandra Titus (24) les decía que iría a visitar a sus amigos o ponía algún otro pretexto, aunque en realidad esas salidas siempre tenían el mismo destino: Eugenio de Jesús Lemes (34).
Ni Carlos Titus, conocido profesor jubilado de Eldorado, ni su esposa consentían la relación que su única hija mantenía con Lemes. Es que comenzaron a darse cuenta de que la chica padecía frecuentes maltratos de su novio.
Como lo había hecho otras veces, la noche del 27 de marzo de 2004 Patricia les dijo a sus padres que iría a lo de una amiga. Luego partió en su Renault 18 de color rojo, un regalo que ellos le habían hecho. Fue la última vez que la vieron con vida.
Al día siguiente la policía les avisó del hallazgo de un auto similar al de la joven, volcado, totalmente calcinado y con un cuerpo en el interior. El Renault 18 fue encontrado el domingo 28, a un costado de la ruta 12 y a unos mil metros del puente sobre el arroyo Piray Guazú.
El cadáver irreconocible estaba con las manos atadas por la espalda.
La madre de Patricia pudo distinguir el reloj de su hija, con malla de acero, detenido a las 3.50. Los forenses identificaron a la joven por la dentadura.
Un extraño incidente
Las crónicas policiales de entonces dieron cuenta de un llamativo episodio ocurrido en la casa de Carlos Titus, el sábado 27 de marzo alrededor de las 23. El docente jubilado llamó a la policía, tras ser agredido a golpes y con un gas lacrimógeno por un enmascarado que llegó a bordo del Renault 18 de Patricia. El extraño luego se retiró en el mismo auto.
Titus le dijo a los investigadores que sospechaba de Lemes, porque éste sabía cómo acceder al inmueble y el control remoto del portón estaba en el auto de su hija. Sin embargo, el profesor en ese momento no imaginó que iría a ocurrir el peor de los desenlaces.
Tres días después del hallazgo del auto incendiado, Lemes fue encontrado cerca del arroyo Piray Guazú, escondido en el monte y con quemaduras en un 60% del cuerpo. Estaba a unos 1.500 metros del lugar donde apareció el Renault 18 rojo de su novia.
A esa altura de las investigaciones, la policía ya había ubicado su vehículo, un Mazda de color blanco, abandonado sobre una calle céntrica de Eldorado. En el baúl estaban los zapatos de Patricia.
En la casa de Lemes -quien luego permaneció internado varias semanas en el Hospital del SAMIC- los policías hallaron cinta de embalar y un gran desorden. Al ser indagado, tras el alta, dijo que era su novia quien manejaba el auto. Sin embargo, se pudo establecer a través de las pericias que ella estaba en el asiento delantero derecho y con el cinturón prendido por el anclaje del conductor.
Los forenses hallaron dos anillos incrustados en su espalda (señal de que tenía las manos atadas hacia atrás) con algún elemento combustible.
A fines de octubre de 2005, y luego de varias jornadas de audiencia, el Tribunal Penal 1 de Eldorado condenó a Lemes a 20 años de prisión por violación de domicilio, secuestro y muerte.
Al fundamentar su fallo la jueza Lyda Gallardo dijo que “esa noche (previo a la muerte) pasearon en el coche de Lemes, compraron hamburguesas, sacaron plata del cajero, tuvieron actos de violencia en el departamento de Lemes, y luego (el imputado) decide ir a la casa de los padres de Patricia. Para ello cambia de auto, del Mazda al Renault que ella usaba, porque allí se encontraba el control remoto con el que abrió el portón para ingresar a la vivienda y las llaves de la casa que utilizaba Patricia, teniendo que utilizar además el gas paralizante que se utiliza para defensa personal y la careta para no ser descubierto”.
La camarista también hizo referencia a la relación conflictiva y al miedo de Patricia a Lemes, “porque lo conocía y sabía de lo que era capaz, ya que había sido agredida físicamente y psíquicamente, hasta fue amenazada de muerte”.
Estudiosa y destacada
Quienes conocieron a Patricia Alejandra Titus la definieron como una chica simpática y un poco tímida. También coincidieron en que era muy estudiosa y destacada, cualidades que supo coronar siendo abanderada de su colegio.
Eugenio Lemes entró a su vida allá por 2002, cuando unos amigos de Patricia se lo presentaron. Él había trabajado para una empresa forestal de Gobernador Virasoro (Corrientes), pero después decidió afincarse en Eldorado y continuar esa actividad como contratista. Ella enseñaba inglés en un colegio privado.
Pronto comenzó un noviazgo entre ambos, pero los problemas comenzaron cuando él la comenzó a aislar de sus amistades. Después afloró su personalidad susceptible, irritable e impulsiva.
Cuando promediaba la relación se generaban peleas, incluso en una oportunidad él intentó suicidarse tomando un cóctel de pastillas. Todo ello generó temor a Patricia y sus padres trataron de impedir el noviazgo que prosiguió más por miedo que por amor.
Lemes y otro hallazgo macabro
Eugenio de Jesús Lemes no llegó a cumplir ni mucho menos los 20 años de prisión a los que fue condenado en 2005. No llegaron a transcurrir 12 hasta que recibió la libertad condicional, a fines de 2016. Y menos de dos años después, en julio de 2018, volvería a protagonizar las crónicas policiales de la época. Ahora, por última vez.
Fue cuando el exconvicto, por entonces de 49 años, fue hallado muerto de un disparo en el pecho en un complejo de cabañas cercano al Piray Miní. Junto a su cadáver yacía el de Karina Elisabeth Viera (40), una agente del Servicio Penitenciario Provincial (SPP) que -según se confirmaría más tarde- falleció por una intoxicación con fármacos, en un presunto “pacto suicida”.
Lemes era buscado desde dos meses antes como sospechoso de un robo de cubiertas en Montecarlo, por el cual la penitenciaria quedó detenida, aunque posteriormente fue liberada.
Nada más se conoció de ese hecho hasta que en la mañana del sábado 14 de julio de 2018 los hallaron muertos en el baño de una de las cabañas del complejo “Cueva Miní”, a la altura del kilómetro 2 de la avenida San Martín de Eldorado y a orillas del arroyo Piray Miní, predio que en esas fechas se encontraba cerrado al público.
