El Gobierno acaba de derrapar justo en el terreno sobre el que mejor se mueve: las redes sociales. En las últimas horas, el Presidente y el Ministro de Economía alimentaron la narrativa oficialista al afirmar abiertamente que el precio de la carne baja tanto que hoy alcanza los niveles de enero pasado.
La premura por vender expectativas hizo que ambos incurrieran en un error garrafal por desconocer, irónicamente, los datos de la economía real. Lo mismo le sucedió semanas atrás al propio presidente Javier Milei quien, ante la Asamblea Legislativa, celebró que la desregulación del mercado de los alquileres provocó que los precios bajaran.
Las dos equivocaciones incluso son comprensibles, teniendo en cuenta que Caputo y Milei están totalmente concentrados en la macroeconomía y el equilibrio fiscal, mientras la economía real, la de la sociedad, se descompone y sigue esperando medidas proactivas.
Es comprensible, luego de cuatro meses de un ajuste brutal, la recuperación que el Gobierno esperaba informar para estas fechas sigue sin dejarse ver en el horizonte y entonces, las expectativas se siguen corriendo y se apela al relato… nada que no hayamos visto en las gestiones anteriores.
Pero sí es curioso que un Gobierno que se mueve muy cómodo en las redes sociales haya sido víctima de una cuenta que no es otra cosa más que un experimento social que nunca se dedicó al análisis de precios ni tiene un bot detrás de los productos de la cadena de supermercados.
Entonces, más allá de la necesidad de mostrar logros que no se replican en la realidad, debiera el Gobierno ajustar su rango de búsqueda y acotarla al Instituto Nacional de Estadística y Censos aprovechando que hoy no está ni intervenido, ni silenciado.
En el informe que elabora dicho organismo se advierte que los precios promedio medidos para marzo, comparados con los que estaban vigentes en enero (por tomar el parámetro de Milei y Caputo) acumulan un aumento del 20%. Eso no es deflación.