El martes pasado el cacique de la comunidad guaraní Tataendy de Colonia Mado denunció públicamente que una vecina quemó su choza donde él vivía con su mujer y sus siete hijos, aludiendo ser la dueña de esas parcelas de tierra. Tras eso, la vecina llamada Graciela Martínez se comunicó con PRIMERA EDICIÓN para desmentir que ella causó el incendio y contar su situación.
“Ayer me enteré que el cacique me denunció porque yo incendié su casa pero yo no incendié nada, es más no tengo como hacerlo, vivo sola. Ellos no vivían ahí, usurparon el terreno de al lado y quieren usurpar mi terreno. Dicen que el arroyo les pertenece por ley pero yo no puedo dejarlos que entren en mi terreno porque en dos días me va a venir la comunidad entera, y no sé dónde vivir, no tengo una casa, tengo tres nenes, estoy sola, no sé que más hacer”, comenzó contando la vecina.
Según lo relató Martínez, ella vive sola con sus tres hijos en un predio de seis hectáreas que es propiedad de su hermana y donde antes funcionaba un camping como emprendimiento familiar.
“Ese día me fui a eso de las 15 a buscar a mi hijo de la escuela y cuando llego con una amiga estaban haciendo fuego al lado de mi gallinero. Entonces yo llamé a la Policía que vino cerca de las 16.30, (sé el horario porque a las 17 tengo que retirar a mi otra hija del colegio y yo estaba nerviosa que no venían). Habló la Policía y ellos (los miembros de la comunidad) dijeron que se iban a ir. Es decir, la choza la hicieron en ese mismo momento, no estaba ahí, se metieron a la hora que yo no estaba en mi casa y la hicieron casi al lado de mi gallinero”, contó la vecina.
Luego de eso, según la vecina, se fue a buscar a su hija de la escuela y cuando volvió estaban colocando el techo de la choza.
“Cuando volví eso de las 18.30 ellos pusieron el techo, es decir, se estaban mudando a la choza”.
A eso, “yo le dije que no, que saquen el techo o que iba a llamar de nuevo a la Policía. En ese transcurso empezaron a tirarme piedras y eran como 20 hombres de la aldea, frente a mí que estaba sola”.
Luego de eso, cuando nuevamente vino la Policía, “ellos ya estaban prendiendo fuego la choza… yo no prendí fuego. Fueron ellos. Además me tiraban piedras, una me rozó la cabeza, y encima mi hijo de seis años que tiene autismo empezó a gritar y ahí fue que yo agarré el celular y comencé a grabar todo lo que ellos estaban haciendo”.
Cabe recordar que el cacique había planteado anteriormente a este Diario que la mujer se acercó con dos perros y quemó intencionalmente la choza de su familia; siendo que la comunidad está legalmente amparada para habitar esas tierras.
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Un drama de vieja data
El conflicto de tierras entre dueños privados y las comunidades mbya es algo frecuente en la provincia.
Resulta que el territorio donde habita la comunidad Tataendy y Graciela Martínez forman parte de las tierras reconocidas por la Ley 26.160, que declara la emergencia territorial de las comunidades indígenas originarias del país.
Dicha ley, entre otras cosas, suspende la ejecución de sentencias, actos procesales o administrativos de desalojo y desocupación de las tierras que estén habitadas por pueblos originarios.
En otras palabras la comunidad mbya está respaldada para habitar libremente ese territorio. Sin embargo, eso se contrapone a los intereses de los dueños de esos lotes.
“Son hectáreas de las cuales tenemos los papeles al día, pagamos la renta, la tasa municipal. Este era un camping y mi hermana estaba a cargo pero ella se fue al sur y yo me vine acá a cuidarle el predio. Me mudé hace un año acá, vivo sola no tengo marido y tengo tres niños de los cuales dos tienen discapacidad. Yo quiero armar de nuevo el camping, a eso venimos, porque yo no cobro ningún plan del Estado, ni pensión de mis hijos”, finalizó la vecina.