Al borde del cierre por un parate de varios meses con facturación cero, la Cooperativa Amanecer Limitada en Delicia logró cerrar un importante trato con compradores de Brasil, con lo cual se volvió a reactivar la planta y salvarse de la bancarrota.
Si bien, por el momento, aún trabajan al 50% de su capacidad, “dimos un paso muy importante”, aseguró a PRIMERA EDICIÓN el presidente de la entidad, Juan Cardozo.
Amanecer Limitada, que nace de las ruinas de la Fábrica de Laminados MBM, venía trabajando sin pausa desde 2011, cuando los exempleados lograron formar la cooperativa y adquirir las antiguas maquinarias de la empresa, que habían sido puestas en remate.
A partir de aquel momento, los flamantes nuevos propietarios pudieron construir su propia salida de la quiebra y se posicionaron como una entidad intachable, algo súper importante para el resurgimiento que ocurre en estos momentos porque, en medio del conflicto por el cual Nación suspendió las operatorias de más de 360 cooperativas de Misiones, Amanecer mantuvo desde siempre todas sus cuentas ordenadas, y mediante eso podrá enviar su producción al Brasil.
“Tras los difíciles años que llevaron a la quiebra a la exfábrica MBM, Amanecer venía trabajando muy bien. Ni siquiera la pandemia nos perjudicó, pero a fines del año pasado comenzaron los inconvenientes, que se agudizaron con el cambio de Gobierno, luego, con la ilusión de arrancar en enero de vuelta, con el fin de la obra pública decidida por Nación se empezó a parar todo, al punto que dimos libertad al personal que teníamos bajo contrato para que tomaran otros trabajos, porque nosotros no lo podíamos garantizar”, recordó Cardozo sobre los momentos de oscuridad que logaron revivir las peores épocas de la fábrica.
Según pasaban los meses, las ilusiones de volver a la actividad se empezaban a convertir en esperanzas rotas porque el cliente mayoritario, quien prácticamente se quedaba con toda la producción, directamente dejó de tener relaciones comerciales con la entidad.
“De un día para el otro nos quedamos con la totalidad de nuestra producción sin vender, porque nuestro cliente dependía de la obra pública, que está parada. Y no solo nos dejó de comprar sino que también despidió a gran parte de su plantel”, amplió el dirigente cooperativo para que se comprenda el complicado momento.
“Nosotros dependíamos netamente de este cliente y quedamos totalmente parados”, añadió.
Meses de incertidumbre
En todo este tiempo, sin materia prima, muy difícil de comprar porque no paraba de subir, y lo que es peor sin un cliente a quien venderle la producción, Amanecer Limitada se vio obligada a tomar más medidas con los socios. Al principio, tal como se dijo más arriba a los contratados, alrededor de 30 jefes de hogar, se les dio la libertad de realizar “changas” en otras fábricas, lo que fue un alivio para la mayoría porque pudieron reubicarse bastante pronto.
Respecto a los socios, se les asignaban tareas de mantenimiento en horario reducido.
“Fueron meses en los que todo se nos hizo muy, pero muy difícil porque no había trabajo y todo subía, desde la comida hasta el combustible, pero gracias a Dios, apareció este cliente que nos dio un nuevo aire”, acotó su directivo.
Y más tarde destacó que los trabajos encargados ya están en marcha y prontos a entregarse.
“Estamos contentos y aliviados, además en el horizonte empiezan a aparecer nuevos clientes, lo que estamos vendiendo todavía es un paliativo, esto recién comienza. Lo hablado es que si la calidad de nuestro trabajo gusta vamos a seguir operando. Eso nos da mucha esperanza porque conocemos nuestro trabajo y estamos convencidos que va a gustar y a sorprender”, enfatizó.
Una épica historia de lucha y de reinvención
El 2 de mayo de 2012 un grupo de extrabajadores de la Fábrica de Laminados MBM logra comprar las maquinarias de la empresa, que habían sido puestas en remate como parte de pago de la deuda de la ex MBM de Carlos Ferreira. Se trataba de las mismas maquinarias que ellos conocían y utilizan a la perfección para fabricar láminas y placas fenólicas.
De esa manera se convirtieron en el caso emblemático de cómo a través de una cooperativa de trabajo, un grupo de hombres y mujeres con mucho coraje pudo recuperar la histórica fabrica, mantener sus puestos de trabajo y no quedarse en la calle. Fue la decisión de 40 personas de autogestionarse para preservar sus fuentes de laborales
El épico relato de los memoriosos cuenta la historia más o menos así: un grupo de delegados de la empresa cooperativa, acompañados por su asesora, Stella Maris Martínez, se hicieron presentes en el remate y para comprar ( y recuperar) la mayor parte de la maquinaria por un monto de $201.100. Era la única forma de garantizar la continuidad.
Por eso mismo, lo vivido en los últimos meses agitó varios fantasmas del pasado; y la alegría de ver (nuevamente) disipados los temores “se festeja doble”, aseguró el directivo.
“Fue la primera vez en 15 años que nos encontramos con esta situación. Si bien, durante el gobierno de Mauricio Macri, que tomó medidas similares a las del actual Presidente, nos encontramos enfrentando momentos muy duros, la verdad es que las soluciones fueron mucho más rápidas. Fue sumamente complejo y largo este camino. Creíamos que no íbamos a salir”.
“Hasta el día de hoy no se revirtió la situación con nuestro cliente argentino; pero estos meses parados nos sirvieron para hacernos entender que era necesario abrir nuevos mercados; golpeamos muchas puertas, por suerte se nos abrieron algunas que ayudaron a que algunos meses no paremos del todo para volver a producir”, amplió el hombre sobre el, todavía incierto, panorama local.
“Los 16 socios decidimos ponernos al frente de los cuidados de la fábrica cumpliendo los turnos de 24 horas divididos en equipos de cuatro personas. A los demás les dimos la libertad para que busquen insertarse en otras empresas, por las dificultades del día a día con un costo de vida que crecía imparable. Para hacer honor a la verdad subsistimos mediante algunas ayudas sociales, el pago de salarios de los chicos, préstamos, ayuda de familiares. Fue muy duro”, recordó.