Todo proceso de transformación conlleva a una toma de decisión; lo que tomo, lo que dejo, lo que respeto y lo que intenciono hacia adelante.
¿Cómo te ves en este camino de transformación?
¿Cuáles son las heridas que no querés repetir, cuáles son los respetos y aceptación hacia los destinos de los otros que tenés que honrar para poder transitar tu propio destino?
¿Qué estás dispuesto a dejar para ganar? Al ganar algo también se pierde algo.
¿Qué estás dispuesto a soltar para expandirte hacia lo nuevo, y en esta incertidumbre del cambio y en el vértigo de: “no sé cómo se hace”, ni a lo que me voy a enfrentar o a lo que viene? Así como en la respiración y en la exhalación hay un interludio y ese interludio nos pide y nos habla de paciencia.
Paciencia y silencio para poder alinearnos, hacer centro y percibir lo que viene.
Paciencia y alineamiento, así como las olas van y vienen, así como la respiración va y viene al igual que el día sucede a la noche en el medio, en el mientras tanto entre un pensamiento y otro existe un descanso, un interludio.
Cuando me voy a dormir me retiro, al despertar regreso y en el medio, un interludio. El mismo interludio entre un proceso y otro, entre un tiempo y otro, así es en la vida.
¡Paciencia!
Paciencia en el interludio para poder desenraizar y desprenderse de los velos de aquello que me tenían atrapada y alineamiento para poder estar alerta y expectante hacia adelante.
Ya que el inicio nos marca la trayectoria estar alineados para lo nuevo es indispensable porque desde ese alineamiento podemos ver los recursos y las herramientas con las que cuento para poder transitarlo.
Me abro a lo nuevo, elijo la vida, elijo el presente pero para poder abrirme a lo nuevo primero tengo que dejar el pasado.
No puedo estar con una pierna en cada lugar porque el camino se divide inevitablemente y nos pide una elección.
Soltar algo para tomar algo.
¿Qué tomo, qué dejo, qué libero, qué intenciono?
¡Decisión!
Patricia Couceiro
Máster en Constelaciones
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