Pescadores comerciales y deportivos han capturado en el último tiempo ejemplares no nativos en el litoral argentino. Uno de los casos más sorprendentes es el del salmón del Pacífico (Oncorhynchus tshawytscha), el cual es originario de las regiones árticas del hemisferio norte que desembocan en el Océano Pacífico tanto desde el noroeste de América del Norte como desde el noreste de Asia.
“En realidad la poca información que hay hasta ahora es que estos animales han sido vistos en la parte del Paraná Medio, en la parte inferior del Paraná Medio, hacia la altura de Santa Fe, en Rosario aproximadamente”, explicó a Sebastián Sánchez, subdirector del Instituto de Ictiología del Nordeste dialogó con Hoja de Ruta, a Diario El Litoral.
De acuerdo al especialista, estas especies “posiblemente han escapado de piscicultura o por haber sido transferidos a una zona que no es la zona original, digamos, donde nacieron y crecieron buscando encontrar algún lugar para reproducirse”.
“Un poco perdidos, llevados de manera por arrastre por alguna de las corrientes frías que tenemos en el sur de nuestro país, hayan llegado a encontrar de casualidad la desembocadura del río de La Plata. Así como algunos se pegan la vuelta y vuelven al mar, otros se meten y en ese afán de buscar algún río donde reproducirse, arriban un poco”, agregó al mismo medio.
El mismo especialista expresó en conversación con Data Chaco explicó que si los salmones “se establecen en el tramo medio serían de gran amenaza para las especies nativas”. También Recomendó a pescadores que se topen con ellas no devolverlas al agua y enviarlas para su análisis.
Los salmones provienen de países del hemisferio norte como Noruega. Por este motivo, fueron introducidos de manera artificial en nuestro continente y diferentes empresas los crían para cosecharlos (sacarlos del agua) y comercializarlos. En este caso se trataría en principio de un salmón chinook, una de estas especies introducida en la Patagonia chilena con fines comerciales hace décadas.
Los salmones crecen hacinados en enormes jaulas bajo el mar que funcionan como granjas que los “engordan”. Al no ser peces de la Patagonia, desarrollan gran cantidad de enfermedades y para que puedan subsistir les dan químicos y antibióticos. Como referencia, una misma compañía utiliza hasta 700 veces más antibióticos sobre un salmón en Chile de lo que usaría para el mismo salmón en Noruega.