Como era de esperar, el senador nacional del PRO por Misiones, Martín Goerling, salió al cruce… de su propia declaración jurada. En su red social como en un escrito enviado a PRIMERA EDICIÓN, el además exdirector Ejecutivo de Yacyretá en la presidencia de Mauricio Macri, dijo que este Diario tuvo “un error de lectura de la declaración” al sostener que se trata de 6,9 millones de pesos y no dólares.
Lejos de hacer una declaración rectificativa ante Anticorrupción, que coincida con la modalidad declaratoria de 2018 y 2019 en la que detalladamente contó la cantidad de dólares que calculó en pesos a la cotización de entonces; hizo que el contador Mauricio Maggiolo elabore un “informe especial” en el que el profesional sostuvo que Goerling tiene 39.422 dólares. Al tipo de cambio de diciembre de 2022, de 176,96 pesos por dólar, le cierra en 6.976.220,29 pesos.
Pero lo que vale, por obligación legal, es lo que asentó en Anticorrupción a la que podría enviarle ese informe para aclarar también lo que públicamente se puede acceder desde la web del organismo.
Después, en el escrito enviado como descargo a este Diario, criticó que se contara que tiene el dinero en efectivo “quedando expuesto a que cualquier delincuente se aventure a ingresar a mi domicilio”, llegó a asegurar.
El senador debería saber que ese riesgo lo corre cualquier familia no solo en Posadas, en Misiones, en Argentina; y que puede depositar el efectivo en bancos o cajas de seguridad o comprar valores como lo hizo en años anteriores en empresas tanto en el país como en el exterior. Pero es una decisión personal y nadie lo obligó a elegir cómo administrar sus bienes y declararlo de manera pública.
También se quejó porque en el artículo periodístico se mencionó con quién está casado, “por cuestiones de seguridad” de la misma al haber declarado tener varios millones en efectivo.
La pareja es la vicepresidenta de la Asamblea provincial del PRO, Borislava Dimitrova, una figura pública y política de la oposición misionera impulsada por Goerling para ocupar espacios partidarios en su nombre.
Al igual que su “padrino político”, el exsenador Humberto Schiavoni, que en su momento cometió el mismo “error” en la declaración pública oficial a la que obliga la ley vigente a quienes ocupan cargos nacionales, Goerling se dedicó a aclarar lo que quiso, de la manera que quiso pero no en el lugar que corresponde: la Oficina Anticorrupción (OA).

Rechazo a una entrevista
Durante una semana, PRIMERA EDICIÓN quiso entrevistarlo para hablar de la declaración y su queja de que la dieta legislativa no le alcanza para mantener a su familia en Misiones y su estadía en Buenos Aires, en los pocos días de la semana de actividad parlamentaria, incluso cuando le pagan los pasajes para viajar, entre otros conceptos.
De hecho el senador que milita en filas “libertarias” sin un pase formal como la puertista, Florencia Klipauka, sostuvo que iba a donar el “dietazo” que aprobaron todos los bloques y que, ante la reacción crítica de la sociedad, buscaron las formas de revertirlo desde el PRO… pero después de no oponerse en el recinto. Justamente era el interés de este Diario saber qué monto y a qué entidades iba a dirigir el dinero extra de la dieta, un paso a la transparencia de quien sostiene de manera recurrente: “no somos todos iguales”.
Pero Goerling se tomó su tiempo para analizar la propuesta de PRIMERA EDICIÓN: primero dijo que iba a consultar con su abogado, lo que llevó varios días. Luego, ante la insistencia de este Diario, directamente respondió: “Agradezco la propuesta de nota pero no la voy a hacer, ya le mandé una nota con el peritaje a la directora pidiendo que aclaren el error de lectura de la DDJJ, que es lo que corresponde”.
Si no hay nada para esconder y todo es tan claro, hubiera sido mejor aclarar todo de una sola vez en una entrevista periodística.
Creyendo la “aclaración” no oficializa en la OA sobre los dólares, ese podría hasta ser un detalle frente a los otros muchos ítems a aclarar de la declaración del extitular de Yacyretá.
Hay cinco propiedades (donde dice ser dueño de entre el 50% y la totalidad) y cuatro vehículos (modelos 1995, 2013, 2020 y 2021 mayoritamente importados como BMW y Audi) declarados por 18 millones de pesos en total, cuando la mitad de un solo auto usado cotiza a muchísimo más que eso.
Si no todos son iguales en la política actual, la diferencia se podría haber marcado en declarar valores más realistas. O tal vez la sociedad vería que sí le alcanza para vivir mejor que a los docentes, jubilados o personal de salud mes a mes.