La odontóloga, gendarme, docente y escritora Laura Alicia Caramello, nació en Río Tercero, Córdoba, pero por la profesión de su padre, fueron rotando los destinos. Cuando tenía dos años, fueron a vivir a Paso de los Libres, Corrientes, donde transcurrió buena parte de su vida, y cursó sus estudios en la Facultad de Odontología de la UNNE. En realidad, aún continúa estudiando porque “estoy haciendo la especialidad en odonto-pediatría, que es mi fuerte”, más allá de los posgrados realizados en ortodoncia, implantes, cirugía dentaria, endodoncia, pacientes con discapacidad y prótesis, entre otros.
Ingresó a Gendarmería Nacional en 2009 y el primero de marzo de 2010 se produjo su pase al Escuadrón 10, de Eldorado, donde se inicia en el campo de la prevención en la Escuela San Miguel, del barrio Oleaginosa, del Kilómetro 18, que es una institución apadrinada por la fuerza. Contó que en ese entonces existía Gendarmería Infantil, por lo que tenía mucho contacto con los niños que acudían al Escuadrón. Confió que esa se fue replicando gracias a los docentes, que piden que Caramello visite sus escuelas. “Lo hago una vez a la semana, acudiendo a una salita por la mañana y, a otra por la tarde, siempre dependiendo de la disponibilidad horaria porque trabajo en la fuerza, en mi consultorio particular y soy docente”, además de seguir estudiando.
Para salir a “escena” la odontóloga lleva consigo el disfraz de una muela con caries y el disfraz de una muela feliz, y viste con delantales con dientes sanos y dientes con “bichitos”. El suboficial mayor Jorge Luis González Sequeira viste el disfraz de Ratón Pérez, mientras que Morena, la hija de Caramello, se transforma en Hada. Los insumos son provistos por el Colegio de Odontólogos de Misiones.
“Desde Gendarmería Nacional se busca inculcar valores en la sociedad. Y esto es lo que hago. Hacer acción cívica a través de las técnicas de cepillado, hacer prevención, donde esté, donde se me presente la oportunidad, sea, en una sala de espera, yendo a las escuelas, a merenderos, de los que trato de ocuparme los fines de semana o en época de receso escolar. El año pasado visité a cinco y este año ya voy por el tercero. En 2023 también empecé con los NENI, con quienes sigo este año. Con cada grupo se trabaja de distinta manera, y tengo que adaptarme a la edad de los niños”, manifestó la profesional.
Ese público selecto
Caramello se dedica a los niños pequeños porque considera que “es lo ideal, porque buscamos hacerlo de manera entretenida. Es mi grupo de elección. En el Nivel Inicial y primero, segundo y tercer grado, son los grupos con lo que más trabajo. Pero también compartí con toda la primaria y con escuelas secundarias, con quienes el trabajo es distinto, enfocado a enfermedades que pueden aparecer en la cavidad bucal”, explicó, que además de trabajar en Eldorado, visitó escuelas de Santiago de Liniers, de Nueve de Julio, de Puerto Piray. “Trato de ir a todos los lugares desde donde recibo invitación porque conozco a muchas docentes de esta ciudad o de ciudades vecinas”.
“Si bien era muy estricto, el doctor Carlos Montagliani incentivaba a los niños a través del juego. Me dejaba preparar las pastitas en el consultorio, que es lo que hago hoy con mis pacientitos. Eso me marcó muchísimo, hago hoy lo que hacía el doctor en ese entonces”, dijo Caramello, quien el año pasado recibió, por su destacada labor en el campo de la odontología preventiva, la Distinción Ángel de la Selva -en honor a la extinta médica Marta Schwartz-.
Para salir a “escena” ante los más chicos, la odontóloga lleva consigo el disfraz de una muela con caries y el disfraz de una muela feliz, y viste con delantales con dientes sanos y dientes con “bichitos”.
Asegura que le ayuda tener el apellido Caramello porque “hago una presentación singular. Entro a los gritos, con un silbato, diciendo: soy la doctora Caramello, como lo que no deberíamos comer, mientras visto una gorra gigante repleta de golosinas”. A su compañero, el suboficial mayor Jorge Luis González Sequeira, que viste el disfraz del Ratón Pérez, lo presenta como “el primo” del roedor. Y su hija Morena (9) es quien interviene como Hada. “En realidad, quien esté de turno me acompaña vistiendo el traje de los personajes, en ocasiones lo hacen las maestras o los docentes de educación física, que siempre se prenden” en la actividad.
Después de mucho tiempo logró contactarse con la empresa Colgate que, este año, “me dio una alegría enorme, enviándome un stock muy importante de pasta dental y cepillos de dientes. Me hicieron una entrevista el año pasado y en enero me mandaron los artículos”, comentó, quien realiza un curso de lengua guaraní en la UNaM y brinda clases sobre materiales dentales, porque heredó la docencia de su mamá, Hilda Esther Segovia, una apasionada maestra de primer grado que, además, se ocupa de preparar todos los souvenires que se reparten en los encuentros.
Para poder llegar más a los niños, se convirtió en redactora de cuentos infantiles. Admitió que, si bien lo venía haciendo desde hace un tiempo, necesitaba un empujoncito. Su amiga Vanesa Soledad Rotela, que trabaja en la biblioteca municipal de Eldorado, “me encaminó por el tema de los libros, y me enfocó en Juan Nuñes, que fue el impulso que necesitaba para agilizar las cosas. Este reconocido dibujante me contactó con Teodosio Barrios, que está editando mi libro El cuentito de Anguya-i Pérez (ratoncito Pérez), en cuyos dibujos trabajó Natalia Silvana Karina Barrionuevo Fleita. “Incentivando el cuidado de nuestros dientes, éste será el primero de otros cuentos infantiles que hace mucho tiempo los vengo preparando con gran cariño y amor. Tengo otros dos cuentos que tratan sobre Margarita, con ilustración de Nuñes”.
“Que la utopía de erradicar las caries del mundo, no solo sea un sueño, que exista, que se pueda lograr desde lo más básico sencillo y esencial como el cepillado dental, a través del conocimiento de la técnica, jugando y aprendiendo desde niño y desde grande aprendiendo a acompañar y a incentivar”.
Representando a la Institución a la que pertenece, el 8 de julio de 2022 Caramello fue designada para formar parte del Consejo de Discapacidad de Eldorado, donde tomó la iniciativa de dar continuidad y trascendencia al Proyecto “Iporaterei la nde pukavy” (demasiado linda tu sonrisa). Como primera medida realizó un relevamiento de las distintas Escuelas Especiales de la zona. Con ese estudio del terreno, planificó distintas jornadas en instituciones donde asisten niños con discapacidades teniendo en cuenta la edad, la habilidad psicomotriz, la situación cognitiva, turnos, horarios, insumos, cantidad de niños, asistencia de tutores y docentes a cargo. Obtuvo así un listado de 505 niños. Ese trabajo fue realizado durante un año y declarado de Interés Municipal en 2023. Por esa tarea, la profesional obtuvo un reconocimiento.
La autora sostuvo que “apasionadamente realizo tareas de prevención, concientización y promoción de la salud bucal, dirigida a la población en general, a través de la educación e instrucción de técnicas de cepillados y de la valoración de la alimentación saludable, como así también las consecuencias de la falta de ello”.
Caramello, casada con Rodrigo Omar Castillo, es mamá de Morena (9), quien hace del Hada de los Dientes cuando no está en clases. “Ella me acompaña y es mi ayudante número uno. También colabora la gente de la Municipalidad de Eldorado, de las parroquias, porque trabajar con muchos niños tiene una logística”.
Agregó que “armé un proyecto, dirigido especialmente a los niños, adaptado a distintas edades, situaciones cognitivas y habilidades psicomotrices brindando, además de prevención de salud bucal, información de calidad a padres, tutores y docentes”. Por todos estos trabajos recibió múltiples reconocimientos tanto a nivel municipal como provincial.
Puntapié inicial
Trabajar en la Escuela San Miguel, que es apadrinada por el Escuadrón 10 Eldorado, fue para Caramello la manera que encontró “para promover a nuestra prestigiosa Institución a la población. Cuando Caramello llegó a la Capital del Trabajo, el Escuadrón 10 contaba con la Gendarmería Infantil -que se disolvió con el paso de los años-, por lo que organizaba visitas de los niños al consultorio de la unidad, donde les enseñaba técnicas de cepillado, terapia básica y les regalaba un cepillito. En aquella época, “las esposas de los titulares de Gendarmería Nacional, ya sea docentes o mamás de niños escolarizados, solicitaban mi presencia para que haga esto que ellos veían que era tomado muy bien por los niños y ¡aprendían a cepillarse con amor!”, aseguró.