“Un hombre con conducta violenta, física y mental, misógina hacia su esposa pero también con sus hijos”. El fiscal del Tribunal Penal 1, Martín Alejandro Rau, profundizó ayer durante su alegato los detalles del ataque a tiros que Manuel Rivero protagonizó contra tres personas: a Elisa De Souza, su expareja, le provocó una discapacidad motriz por el resto de su vida, la que le impedirá volver a trabajar y que desde hace siete años y cinco meses la atormenta todos los días al recordar los estampidos y los tres proyectiles ingresándole al cuerpo. Pero también los balazos que de milagro no acabaron con la vida de Arnaldo Andrés Alvez Dos Santos y de Rosalba Ramírez González, uno por intentar cubrirla y defenderla, la restante por ser testigo desde la puerta de su casa.
De oficio albañil, nacido en Ituzaingó, Corrientes, Manuel Rivero tiene 59 años y ayer fue condenado por el Tribunal Penal 1 de Posadas, a 18 años de prisión efectiva por intentar asesinar a su exesposa y a otras dos personas el 14 de diciembre de 2016 en el barrio San Marcos de esta capital. También se le ordenó el cumplimiento de un tratamiento de terapia para frenar la violencia de género y la familiar a la que sometió a sus diez hijos.
Pasadas las 13 de ayer, en la sala de debate del tribunal de calle La Rioja y luego de tres horas de alegatos de querellantes, fiscalía y defensa, se leyó el fallo de los jueces Viviana Gladis Cukla, Gustavo Arnaldo Bernie y Fernando Luis Verón (subrogante).
“Verbal, física y sexual”
El alegato del fiscal Rau describió la acción violenta de Rivero contra las tres víctimas mencionadas. Aclaró que el ataque se inicia a las 7.46 del 14 de diciembre de 2016, pero que tuvo un plan para atacar a Elisa De Souza si no cedía a sus intenciones de volver a la casa de las calles 158 y Avellaneda en el barrio San Marcos y recuperar el vínculo.
“Rivero negó en sede judicial (tras ser detenido) que cometió el hecho. Negó que tenía un arma de fuego y la acusó a Elisa de tenerla, además de una bolsita con ocho proyectiles. Sostuvo que fue ella quien salió a la calle con el arma y que el intentó defenderse y frenarla”.
Recordó la coartada de la etapa de instrucción del expediente que expuso Rivero y luego procedió a hacerla añicos: “Rivero tuvo muchas oportunidades para recuperar el vínculo familiar y todas terminaron en episodios cada vez más violentos y constantes contra ella y sus hijos”. “Los llegó a amenazar: ‘Voy a comprar un revólver y voy a matar a los chicos (diez), a todos, a vos también’”.
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Según las denuncias, “hasta con un cuchillo los amenazó. Frente a uno de los hijos, cuando tenía 8 años, se arrepintió de matar a su madre. Pero las lesiones de violencia quedaron certificadas”. “Once días antes del ataque a tiros, volvió a amenazar a Elisa y sus hijos: ‘Si no me deja volver a la casa me voy a colgar adentro’”.
El fiscal describió la secuencia de disparos del 14 de diciembre y se apoyó en el registro de la cámara de seguridad de la casa de quien también resultó víctima, Rosalba Ramírez González. En el video se observa como Elisa se cubre con Alvez Dos Santos y como ambos caen al piso con el primer tiro calibre 22 que le atravesó la mano al hombre que esperaba segundos antes el colectivo en la parada frente a la casa de De Souza. Desde ese momento hasta que corre hacia la casa y kiosco de Ramírez González y gatilla tres veces más. Balazos que no impactaron en la cabeza de la víctima porque se arrojó al piso.
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Rau marcó además: “Elisa se salvó la vida primero porque empujó a Rivero y corrió hacia la calle. Rivero planeó matarla adentro de la casa”.
“La violencia que sufrió esta mujer fue verbal, física y sexual”. “Rivero se mostró como un pistolero del lejano oeste, además de un hombre de conducta misógina”.
El fiscal solicitó 25 años de prisión para Rivero e instó a los jueces a “valorar las costumbres y conducta del acusado” para emitir veredicto.
Sintetizó: “Esto no fue simplemente un error que merece otra oportunidad, no es un caso normal, una sentencia justa necesita de 25 años de prisión y recordar que Elisa está viva de milagro”.
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“Pensar no es delito”
Para el defensor oficial Mario Ramírez, Manuel Rivero debía ser condenado por uno solo de los delitos por los que llegó a juicio, la tentativa de homicidio calificado por el vínculo, “los demás delitos ya están prescriptos”.
“Acá estamos por el monto de la pena que le corresponde a Rivero y lo debe dilucidar este tribunal por la ley más benigna. Esto es así y al que no le guste lo lamento”.
Para Ramírez, Alvez Dos Santos sufrió una “lesión leve de arma” de fuego y Ramírez González fue víctima de “abuso de arma de fuego”.
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“Una pena de 25 años de prisión es querer que se muera en la cárcel. Es el máximo previsto”, enfatizó Ramírez quien resaltó que Rivero actuó bajo efectos del alcohol: “Toda la noche tomó esto” y mostró ante el tribunal una botella de whisky similar a la que habría bebido antes del ataque.
“Afortunadamente Rivero no mató a nadie y además pidió disculpas, se hizo cargo. Sus antecedentes de conducta y pensamiento machista no constituyen un delito. Pensar no se castiga, no es delito”. “Pido para Rivero una oportunidad. Diez años de prisión y que se tomen todas las medidas de cuidado pero en serio para De Souza, porque sabemos que las restricciones de acercamiento no sirven para nada”.
A las 13.10, los jueces bajaron al recinto con la sentencia en mano: 18 años votaron Cukla y Verón, Bernie solicitó dos años más, 20, pero los tres coincidieron en la acusación del fiscal Rau y que incluyó un tratamiento terapéutico durante la ejecución penal sobre violencia de género y familiar.
Pregunta sin respuesta: ¿Podrá deconstruirse Rivero?, la nueva oportunidad la obtuvo.