Es probable que en cada hogar alguno de los habitantes oculte algo para evitar dañar a los demás.
Sin embargo, es crucial considerar si al hablar estás buscando satisfacer una venganza.
La verdad puede liberarnos, pero a veces lo que se esconde detrás son deseos oscuros de venganza y regocijo ante el sufrimiento ajeno.
En ocasiones, nuestras palabras pueden estar motivadas por la burla, las injurias y el deseo de dañar al otro. Superar la fragilidad de esta frontera entre la verdad y el juicio requiere un profundo análisis y la neutralización de nuestras emociones negativas.
Si descubrimos en nosotros deseos de venganza y satisfacción propia, aún hay mucho por trabajar. Es esencial reconocer que romper el silencio sin haber neutralizado nuestras emociones negativas puede entrelazarnos kármicamente con el otro.
Antes de hablar, debemos asegurarnos de haber neutralizado estas energías negativas para evitar causar más daño del que intentamos remediar.
El proceso de liberación implica reconocer y trabajar en las energías estancadas que residen en nuestro interior. Estas energías se manifiestan en nuestro cuerpo físico y afectan nuestras emociones, atrayendo frecuencias bajas y perpetuando ciclos de negatividad.
Es momento de analizar nuestras emociones y liberar los silencios que nos atan a eventos pasados, aunque estén tan arraigados que apenas los recordemos.
La verdad puede ser liberadora, pero solo si se habla desde un lugar de amor y compasión, no desde la venganza o la burla.
Al liberarnos de las emociones negativas y romper el silencio de manera consciente, podemos sanar nuestras vidas y nuestras relaciones.
Al encontrar la raíz neutraliza su energía para poder eliminar los problemas y puede que sientas que la mejora ocurra de inmediato.
¿Vas a romper el silencio para sanar tu vida?
Rosanna Biglia
@rosannabiglia (IG).