El intercambio de acusaciones entre el presidente español, Pedro Sánchez, y el argentino Javier Milei por cuestiones ideológicas y personales, han generado la reacción política en ambos países, con la posibilidad que se traslade la disputa a la Unión Europea.
Cortar las relaciones con España sería impensable, más por las causales de la innecesaria tensión en tiempos donde los argentinos tienen como su prioridad mayoritaria salir de la pobreza y la indigencia; que la inflación no siga impactando en el poder adquisitivo; sostener lo poco o mucho que hayan podido lograr en lo laboral y comercial; educarse; tener salud y -en una casi misión imposible- llegar a un techo propio digno.
La pobreza alcanzó al 55% de la población y la indigencia al 18% en el primer trimestre del año, según estimaciones del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA). Se trata de la cifra más alta desde 2002.
A veces, llevar la mirada hacia otro conflicto podría llevar la agenda pública a discutir otros temas menos relevantes que los demandados por la sociedad. Y en eso, el presidente Milei, ha sido un constante generador de temas en los que se termina disparando una espiral de opiniones y posicionamientos con una particularidad: ha conseguido hacerlo en muchos más países por fuera de la Argentina y la región.
Hoy la crisis se apoderó de múltiples conflictos gremiales y laborales en Misiones. Y Javier Milei con su Gabinete no parecen muy preocupados por ello. Como si el modelo económico elegido no fuera parte del problema que se vive en la tierra colorada, entre salarios insuficientes y poder adquisitivo en el subsuelo. La mirada, en lugar de España, podría estar ayudando acá.